Cultura como motor económico. Teatro rentable. Parece una quimera, pero es realidad. El Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida ha conseguido, tras 86 años y 65 ediciones, ser un auténtico impulsor de la generación de riqueza en Extremadura, además de uno de los acontecimientos culturales más importantes cuantos se desarrollan en España. El de Mérida es el festival de teatro clásico más antiguo de los que se celebran en el país y está considerado como el “más importante” en su género.

Muchas son las variables que han contribuido a que el Consorcio Patronato del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida sea acreedor este año de la Medalla de Extremadura, además de su innegable proyección cultural internacional, no puede perderse de vista la dimensión económica: es un gran motor de la economía regional y local, atractor del turismo, activador del mercado laboral e impulsor de las artes escénicas y del teatro.

La 65 Edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, la octava consecutiva que dirige y gestiona Jesús Cimarro al frente de la empresa Pentación Espectáculos, se clausuró con 182.016 asistentes, un 3,6% más que en 2018, lo que consolida de forma fehaciente el proyecto de gestión y programación artística que ha empujado a la cita emeritense a la cabecera de los festivales españoles y europeos.

Los ingresos en taquilla han supuesto la cantidad de 2.168.849 euros. Esta cifra ha supuesto un superávit económico sobre la previsión de ingreso mínimo de taquilla que ronda los 625.000 euros.

El Festival de Mérida es una herramienta de acceso a la cultura clásica de todos sin distinción de edad o capacidad sensorial, como viene haciendo desde el año 2012. Así, la pasada edición del Festival volvió a ser plenamente accesible para las personas con diversidad funcional sensorial. La empresa emeritense con calificación de CEE Audiosigno, integrada en la Federación Extremeña de Discapacitados Auditivos (Fedapas) fue la encargada de acercar los espectáculos de esta edición a las personas sordas (usuarias de audífono o con implante coclear) con un sistema de inducción o bucle magnético y subtitulado directo. Y también lo acercó a las personas con problemas visuales con un servicio de audiodescripción todos los domingos.

En el caso del sistema de inducción o bucle magnético estuvo disponible en todas las obras del Festival y en todas las funciones, tanto en el Teatro Romano de Mérida como en los tres días programados en el Teatro Romano de Medellín, Cáparra y Regina, que desde hace algunas ediciones también acogen espectáculos del festival.

EL TEATRO MÁS ANTIGUO. Las representaciones de las obras del festival se llevan a cabo anualmente, durante los meses de junio, julio y agosto en el Teatro Romano de Mérida, considerado como “uno de los edificios en el mundo que mejor representan los sólidos modos y las formas armónicas de la arquitectura romana en época del emperador Augusto”. Asimismo, es el teatro que funciona como tal más antiguo del mundo.

El Festival inició su andadura en el año 1933 con la puesta en escena de la Medea de Séneca, en versión de Miguel de Unamuno con la actriz Margarita Xirgu como protagonista. Tras otra edición en 1934 debido a la “tensión política” que se vivía en España se suspendió hasta 19 años después, en 1953, cuando se reinició con la representación de la obra Fedra a cargo de una compañía de teatro universitario.

En 1954 volvió el teatro profesional a Mérida con la representación de un Edipo de Sófocles interpretado por Francisco Rabal y desde entonces hasta la fecha se ha celebrado ininterrumpidamente acogiendo en sus bimilenarios escenarios las representaciones de las obras más grandes del Teatro Clásico grecolatino.

Hace ya más de 85 años que la actriz Margarita Xirgu continuó con una labor que había echado a andar hace ahora más de 20 siglos: representar las grandes comedias y tragedias griegas y romanas sobre esas piedras milenarias, testigo de honor de la historia de las Artes Escénicas.

Sobre su arena, los más prestigiosos profesionales del teatro - actores, actrices, músicos, directores, autores, iluminadores, figurinistas - nacionales e internacionales han desfilado a lo largo de sus ediciones, pasando a formar parte de la historia.

No menos interesante es la programación paralela del festival, siempre con un marcado acento social y actividades específicas para niños y adolescentes. Entre ellas los talleres de teatro, talleres en el Museo Nacional de Arte Romano y talleres de teatro clásico en distintas ciudades.

Una importante colaboración es la que mantiene el festival con el Festival de Teatro Grecolatino Juvenil que se celebra desde 1998 en el Teatro Romano cada primavera. En él participan unos 10.000 jóvenes de institutos de secundaria de todo el país e incluso de Portugal. Este festival ya cuenta con la Medalla de Extremadura, concedida en 2006.

También es un motor de recuperación patrimonial, poniendo en uso los teatros romanos de Mérida, Medellín, Regina (Casas de Reina) y la Ciudad Romana de Cáparra en Cáceres.

Una fecha importante para el escenario emeritense fue 1993, cuando el conjunto arqueológico que encabeza el Teatro Romano de Mérida fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

El Festival de Teatro Clásico de Mérida es el acontecimiento que más viajeros y que mayor número de pernoctaciones mueve a la ciudad de Mérida, y uno de los que más turistas atrae a la región.