¿En qué medida considera que las energías verdes pueden ayudar a recuperar la economía tras la pandemia?

Afrontar la crisis provocada por la COVID-19 va a requerir del desarrollo de unos planes de reconstrucción sin precedentes, que deberían de convertirse en una oportunidad para transformar nuestro modelo productivo y promover una industria más sostenible y más resiliente. En los últimos años, y especialmente en los últimos meses hemos debatido y planteado propuestas sobre hacia dónde dirigir la inversión para acelerar las economías y crear más empleo y de más calidad.Precisamente la Unión Europea y nuestros gobiernos han sido quienes han identificado a la transición verde y a la digitalización como los ejes clave del relanzamiento y modernización de nuestra sociedad. En este contexto, las energías renovables contienen gran parte de la respuesta y son la forma más eficiente de responder a los retos en el ámbito económico, medioambiental y social. Hoy somos capaces de producir electricidad renovable a un coste competitivo. La electricidad ‘verde’ es parte de la solución para reducir las emisiones y mejorar la calidad de aire. Y desde el punto de vista de contribución, detrás de cada proyecto renovable hay una realidad socio-económica innovadora y exportadora que emplea a cientos de miles de profesionales en nuestro país. Y su transversalidad contribuye, además, a multiplicar su efecto en otros sectores claves de nuestra economía.

¿Cree que esta crisis propiciará un cambio en el mix energético español?

Hay muchos factores que apuntan a una evolución en el mix energético español y es cierto que la crisis puede acelerar este proceso de cambio. En primer lugar, atajar el cambio climático y transformar la economía son demandas sociales cada vez más urgentes y no solo la consecuencia de una revolución tecnológica. Y esta es, precisamente, la mejor garantía de que la transformación es inevitable. Otro apunte, el hecho de que la mitad del PIB mundial se produzca en países con compromisos de neutralidad de emisiones en 2050, parece confirmar que las primeras economías confían en un crecimiento indisociable a la sostenibilidad. Los datos también avalan esta evolución. En España, la potencia renovable instalada supera ya al resto de fuentes de energía en la península y su producción representa en torno a un 40% del mix de generación total. Si miramos más allá, y tomamos como referencia lo que ocurre en el mundo, en los últimos cinco años se ha instalado la misma capacidad renovable, tanto solar como eólica, que en los 15 anteriores y, aunque la tendencia se ha estabilizado, lo cierto es que desde 2017 ya se instala más capacidad solar que de cualquier otra tecnología en el mundo. Descarbonizar la economía, sin embargo, implica actuar sobre la totalidad de nuestras necesidades energéticas y, para alcanzar la neutralidad en carbono en 2050, debemos transformar todos y cada uno de los sectores, entre ellos el transporte, la industria y nuestras viviendas y edificios, causantes de la mayoría de las emisiones de CO2.

¿En qué posición está España en esta materia?

Por primera vez en siglos, nos encontramos en una posición de ventaja. Tenemos más recursos renovables (sol y viento) que la mayoría de los países de nuestro entorno y disponemos de terreno idóneo para su desarrollo. Contamos,además, con una industria local de referencia mundial, preparada para acelerar la descarbonización del sector energético, que además tiene un enorme efecto arrastre en la economía y el empleo de este país. Hoy, nuestra industria eólica y fotovoltaica y de fabricación de bienes de equipo eléctrico no solo es capaz de proveer las necesidades industriales de este país, sino que ya es exportadora en un 50%. La aceleración de la transición energética, con el fomento de las energías renovables y el refuerzo y digitalización de la red eléctrica, promoverá la creación de más empleo asociado a sectores de futuro y es una buena oportunidad para fortalecer el desarrollo tecnológico de nuestras empresas, que servirá de trampolín, como ya está sucediendo,para su participación en proyectos en el mercado internacional.

En el contexto nacional, ¿qué lugar diría que ocupa Extremadura en la estrategia de Iberdrola Renovables y en relación a su compromiso inversor?

Extremadura es uno de los núcleos centrales de la estrategia renovable de Iberdrola en España. En esta tierra, hemos construido en tiempo récord la que es a día de hoy la planta fotovoltaica más grande de Europa: Núñez de Balboa, un proyecto de 500 MW de capacidad que ha conllevado un impacto económico muy positivo en la comunidad.

Este compromiso inversor va a continuar con otros muchos proyectos. Hasta 2022, vamos a poner en marcha un total de 2.000 MW, lo que supondrá una inversión superior a 1.500 millones de euros y la creación de miles de empleos. En este sentido, hemos iniciado recientemente la construcción de hasta 578 MW renovables, con el desarrollo de las plantas fotovoltaicas de Ceclavín, Arañuelo I, II y III y dos en Cedillo e iniciaremos en breve la construcción de otros 150 MW, con la fotovoltaica Arenales. Además, continuamos avanzando en la tramitación la planta Francisco Pizarro, que con 590 MW va a superar en potencia instalada a Núñez de Balboa.

¿Qué elementos están facilitando el desarrollo de inversiones en la región?

Son muchos y diversos. Esta tierra cuenta con recursos naturales y suelo para el desarrollo de proyectos renovables de envergadura. Posee un tejido industrial que está evolucionando conforme lo hace el sector de la energía y hemos encontrado empresas locales capaces de aportar soluciones óptimas en muchas de nuestras necesidades. Y luego está el componente administrativo: en Extremadura los gobiernos regionales y locales han visto y valorado la oportunidad que representa la transición energética para la industria y el empleo futuro en esta comunidad.

¿Cuál es la participación de las empresas extremeñas en estos proyectos?

Está siendo mucha y muy relevante. La construcción y puesta en marcha de Núñez de Balboa se ha convertido en un elemento dinamizador del tejido industrial y del empleo local, con compras a una treintena de proveedores por valor de 227 millones de euros. Asimismo, las exigencias contractuales en su construcción contribuyeron a reforzar el carácter local del proyecto, priorizando la contratación de trabajadores extremeños.

Las empresas proveedoras de productos y servicios que han colaborado en su ejecución, han participado en su construcción, el suministro de módulos fotovoltaicos, la estructura fija, los inversores, los trafos y la ingeniería y obra civil de la subestación y líneas eléctricas.

En Núñez de Balboa -como estamos haciendo en otros proyectos- priorizamos la contratación de trabajadores extremeños -hasta un 70% de los 1.200 registrados en momentos pico- de las 25 empresas en total que participaron en la ejecución de la obra civil, la fabricación de hormigón, las pruebas de hincado, labores de topografía y oficina técnica, el transporte y trabajos forestales.

Nuestros desarrollos involucran en su construcción a empresas locales como Ecoenergías, que se encarga de los trabajos de ingeniería y medio ambiente, o Imedexa, que nos suministrará torres de alta tensión. Nuestra apuesta por la región también se traduce en un fuerte vínculo con numerosas empresas extremeñas, que no se limita exclusivamente a los proyectos en la comunidad. Faramax, por ejemplo, nos suministrará diez transformadores de potencia para diferentes proyectos renovables en España.