Ser mayordomos de la Mesa del Ramo es un honor que llena a la vez de responsabilidad y de alegría a cuantos cada año ostentan ese cargo. En esta ocasión Rufino Vivas Gutiérrez y Magdalena Pacheco Alvaro se encargan de que no falte un detalle el próximo domingo cuando se instale la mesa en el número 83 de la calle Larga alta de Casar de Cáceres. Aunque el título se consigue por sorteo, esta vez la familia Vivas Pacheco llevaba muchos años aspirando a esa tarea y se le ha concedido sin que mediara el azar. "Estamos muy contentos. Es difícil explicar con palabras qué se siente siendo mayordomo. Y desde fuera se ve muy fácil serlo, pero no lo es. Hay que darle muchas vueltas a las cosas porque quieres hacerlo lo mejor posible y requiere de mucho trabajo. Cuando acabemos estamos seguros que estaremos encantados, pero tiene mucha faena", explica Rufino Vivas, mayordomo de este año. Rufino explica que la mitad de los dulces son regalos de los vecinos y otra la compran ellos. También reciben ofrendas como conejos, lomos, chorizos, tencas, jamones... El dinero que se obtiene con la venta de estos artículos se destinará a obras de caridad o arreglos de espacios sagrados. También mayordoma es su mujer, Magdalena Pacheco Alvaro, quien afirma que "se disfruta mucho, pero se vive con agobio porque crees que no te va a a salir bien. A veces tienes miedo de no vender todo lo que te regala el pueblo. Tienes que sacar el permiso para cortar las encinas, ir a por todas las cosas, armar la mesa, e incluso he tenido que alquilar un local para meter todas las ofrendas, que en tres horas deberán ser vendidas. Además la elaboración de pollos y conejos la encargamos, no la realizamos nosotros".

El cargamento de dulces es ingente y variado: tartas de almendras, mangas gitanas, tortas borrachas, roscas de alfajor, perrunillas con almendras, mantecadas, roscas fritas y empanadas.

La Fiesta del Ramo es uno de los más importantes acontecimientos que suceden en Casar de Cáceres a lo largo del año, una tradición secular que tiene siempre lugar el primer domingo de septiembre, momento en el que finalizaban los trabajos en el campo. Es el momento clave de la Cofradía de Animas, que es la que se ocupa de todo lo relacionado con el carácter religioso y que al final se concretan en la Mesa del Ramo de Animas.