EXISTEN no muchos lugares en el mundo en los cuales parece que la vida parece haberse parado hace años, conservándose intactas sus tradiciones y modos de vida, sus costumbres siguen siendo las que generación tras generación han ido pasando de padres a hijos; en ellos se respira paz y sosiego, y la calma y tranquilidad invade la vida cotidiana de sus habitantes, y en los cuales existe una perfecta armonía entre el hombre y la naturaleza. En España, aún hoy en día es posible disfruta de todo ello; en la alta Extremadura, limítrofe con la salmantina zona de Las Batuecas se encuentran Las Hurdes, una comarca en la cual aún hoy en día se encuentran bellos rincones inundados de naturaleza, y pueblos en los cuales la vida no tiene prisa.

TRAS LOS PASOS DE ALFONSO XIII

La localidad de partida es la villa de Casar de Palomero, donde se aconseja visitar la casa de Acacio Terrón, lugar en el que pernoctó su majestad y que aún hoy en día conserva la estancia tal y como la dejó Alfonso XIII por entonces. Otros atractivos de esta villa: la plaza, la ermita de la Cruz Bendita, la Iglesia del Espíritu Santo y la parte antigua de la villa donde aún hoy en día podemos encontrar restos que las culturas árabe, judía y cristiana dejaron a su paso por la misma.

Desde Casar de Palomero tomamos dirección a Pinofranqueado recorriendo el margen derecho del río Los Angeles, pasando por las pedanías de Azabal y Pedro Muñoz, famosas por sus pozas de baño y por la exquisitez de sus productos (principalmente la cereza y la aceituna). Llegados a Pinofranqueado se aconseja visitar el Centro de Documentación de Las Hurdes, lugar donde podremos hacer un recorrido por la historia de esta emblemática comarca, al tiempo que podremos documentamos de alguna de las exposiciones que en este centro se realizan. En esta localidad también se aconseja visitar la Cooperativa Apícola El Brezal, lugar donde podremos informarnos sobre las labores de recolección de las mieles y el polen de las abejas (una de las principales actividades económicas de la Mancomunidad), así como también recrearnos de su poza de baño.

De Pinofranqueado tomamos la carretera EX-204 en dirección a Caminomorisco, lugar al que llegaremos después de pasar por la alquería de Mesegal, desde la cual se puede acceder a través de una pequeña pista de tierra al Mirador del Alavea desde donde se podremos apreciar, además de las preciosas vistas, un bonito salto de agua el Chorrerón del Tajo. De regreso a la carretera EX -201 retomamos dirección a Caminomorisco, lugar al que llegaremos sin casi darnos cuenta, no debemos dejar esta localidad sin visitar su Casa de la Cultura, claro ejemplo de la vivienda tradicional hurdana, y en cuyo interior está ubicada la oficina de turismo. Desde Caminomorisco emprendemos camino hacia Vegas de Coria, no sin antes hacer un alto en el camino en la localidad de Cambroncino para visitar la bellísima iglesia de Santa Catalina, visitada por Alfonso XIII, y reflejo de la importancia de los monumentos eclesiásticos de la mancomunidad.

Tras esta gustosa parada retomamos camino hacia Vegas de Coria (lugar de exquisitos platos y finos productos), justo a la entrada del pueblo debemos tomar un desvío que sale a la izquierda y que nos conduce, siguiendo el curso del río Hurdano, hacia Nuñomoral. En nuestro camino nos ncontraremos la localidad de Rubiaco, a ambos lados de la cual se sitúan dos aldeas semiabandonadas y donde poder apreciar con todo su encanto al natural la belleza de la arquitectura tradicional hurdana en su estado puro: la Horcajada (a la derecha) y la Batuequilla (a la izquierda); lugares con un gran encanto natural y etnográfico que bien merecen una parada. Retomando nuestro camino llegamos a Nuñomoral, lugar donde también pernoctó Alfonso XIII, y donde podremos visitar su plaza típica en la cual está ubicado el ayuntamiento y junto a la cual también se sitúa su iglesia, una de las más antiguas de Las Hurdes. Aproximadamente a unos 300 metros nos encontramos un nuevo desvío que siguiendo el cauce del río Malvellido nos conduce a la localidad del Casco, no sin antes pasar por las localidades de Cerezal, Martilandrán y Fragosa, desde las cuales podremos disfrutar de unas increíbles y espectaculares vistas provocadas por lo intrincado del terreno y por los esfuerzos de los hurdanos por adaptarse a este medio hostil. En la localidad del Casco (en el mismo corazón de Las Hurdes) además de disfrutar de su paisaje, su aire y su naturaleza podremos visitar sus escondidas y estrechas calles en las cuales aún queda una buena muestra de lo que fue la vivienda tradicional hurdana, con casas construidas, en piedra, madera y pizarra, sobre la roca de la montaña; es famosa en esta localidad su tradicional artesanía, y más aún si cabe su sendero al chorro de la Meancera y el volcán del Gasco con un recorrido a pié aproximado de 4 kilómetros (ida y vuelta).

Desde esta localidad es necesario volver sobre nuestros pasos hasta Nuñomoral, donde retomamos la carretera anterior en dirección a Casares de Las Hurdes (en esta localidad también pernoctó Alfonso XIII), adonde llegaremos no sin antes haber pasado por la alquería de Asegur, mezcla de la arquitectura tradicional con la moderna.

Una vez en Casares de Las Hurdes, también denominado ´balcón de Las Hurdes´ por sus espectaculares vistas sobre la sierra de la Corredera, se aconseja visitar el Aula de Artesanía, el antiguo Campanario y su casa de cultura. Desde aquí tomamos dirección a Ciudad Rodrigo, y justo en el límite de provincia sale una desviación a la derecha en dirección a Ladrillar, es esta la carretera que debemos tomar y en nuestro camino nos encontraremos a mano derecha con el "mirador de las carrascas", desde podremos ver la increíble belleza del valle de Ladrillar y del de Casares, continuando nuestra marcha llegamos a la localidad de Riomalo de Arriba, que refleja en sus viviendas una fiel muestra de la arquitectura popular hurdana, una vez finalizada su merecida visita por sus calles continuamos hasta Ladrillar, también buena muestra de la arquitectura tradicional hurdana. Valle abajo y siguiendo el curso del río Ladrillar nos encontramos con la alquería de cabezo, lugar donde, además de disfrutar de las bellísimas vistas y de la arquitectura, podremos degustar su rica repostería tradicional. Continuando nuestro camino, descendiendo por el curso del río, nos encontraremos con la localidad de Las Mestas.