Los pájaros disparando a las escopetas. El mundo al revés. Los campeones, sentados ya en sus pedestales, preparando en estas últimas carreras la proxima temporada y mirando de reojo a la generación que viene, a los aspirantes del nuevo siglo, a los chicos que les van a sustituir, a esos atrevidos que ni lucen barba ni, como Marc Márquez, tienen edad de descorchar el cava en el podio. Jorge Lorenzo, Toni Elías, Valentino Rossi, Dani Pedrosa, Casey Stoner son ya pasado; el presente se llama Marc Márquez, Nico Terol y Pol Espargaró. Todos los ojos están puestos sobre ellos. Ellos se rifan el último título que hay en juego, el de 125cc.

Phillip Island, Australia, solo tuvo el atractivo de ver que, en efecto, ese niño de Cervera (Lleida), ese que aún tiene 17 años y que ya no precisa, afortunadamente, los batidos de frutas que le hacía su madre para crecer, para engordar, para que no le tuviesen que poner plomo en el mono y la moto para dar el peso mínimo en la báscula, es un portento, el tercer hombre, el tercer grande. Márquez, que ha completado el triple en la gira asiática (Motegi, Sepang y Phillip Island), tiene ya a tiro --tras otra providencial carrera ayer en casa de Stoner, que logró su cuarto triunfo consecutivo en Stoner Island-- su primer título mundial, aquel que todo el mundo colocaba en su vitrina antes de empezar el año.

LA MEJOR COSECHA Márquez acabará convirtiéndose en el líder de esa armada invencible que, tras regresar del otro lado del mundo, cerrará en Estoril (Portugal, 31 de octubre) y Cheste (Valencia, 7 de noviembre) la temporada más alucinante del motociclismo español: tres títulos, tres subcampeonatos (Márquez, Terol o Espargaró; Julián Simón y Dani Pedrosa), récord de victorias (suman ya 34 y están a tres de las 37 de Gran Bretaña) y máxima cosecha de podios y pole positions en las tres cilindradas.

Es ese Márquez portentoso, al que sus rivales casi juzgan inalcanzable aunque digan que no piensan "bajar la guardia ni tirar la toalla" (Espargaró) o que van a correr "a saco, sin piedad, las dos últimas carreras" (Terol), quien está rompiendo barreras.

IGUAL QUE ASPAR El triunfo de ayer, de principio a fin, le permite igualar, con nueve triunfos (Italia, Gran Bretaña, Holanda, Catalunya, Alemania, San Marino, Japón, Malasia y Australia), la marca lograda de Jorge Martínez Aspar en 1988. Y tiene 11 poles y 11 podios en 15 carreras. Y ayer, cómo no, registró otro triple: pole, vuelta rápida y victoria. Y, con 50 puntos por repartirse, le saca ya 12 a Terol y 17 a Espargaró. Lectura: acabando segundo en Estoril y Cheste es campeón. ¿Segundo? ¿Qué es eso para este muchacho hambriento, cuya única lectura a su dominio es "no podemos pensar, todos, yo y mi equipo, en conformarnos con lo hecho? Hay que rematar la faena a lo campeón. No hay que hacer cuentas, no quiero una sola calculadora en mi box. Ni la hay", explicó Márquez tras bajarse del podio.

Ese Márquez, que no pensaba escaparse pero que enlazó, en las siete primeras vueltas, siete vueltas rápidas, se presentó en la recta final del GP con más de seis segundos de ventaja sobre Polyccio, que se había desembarazado de Terol al verle sufrir con el viento. Fueron ese triunfo de Marc y el segundo puesto de Espargaró los que convirtieron a Derbi, por novena vez, en campeona del mundo de constructores de 125cc. Otra vez, la bala roja en lo más alto del podio. Y eso que nadie sabe qué será de ella. Pero ella sigue demostrando ser la mejor, en manos del nuevo grande.

Fue el gran premio de los peques, como lo serán Portugal y Valencia. Stoner, ganador de tres de los últimos grandes premios, se paseó en su jardín, seguido, muy de cerca, por Lorenzo. Antes, el sanmarinense Alex de Angelis había sumado la segunda victoria de su vida (la primera fue en Valencia 2006) después de llevar 12 largos años en el Mundial. Falta le hacía. Se lo merece.