- Le propusieron ser jefa en la primavera de 2016, justo en un momento especial de su vida...

- Me lo ofrecieron justo cuando estaba embarazada de cuatro meses. La verdad es que me llamó mucho la atención porque no es lo habitual. Los niños vienen con un pan debajo del brazo y este me lo trajo un poco antes... Iban a ser dos retos en uno, dos responsabilidades grandes que venían en el mismo momento. Mi padre me dijo que los trenes y las oportunidades solo pasan una vez en la vida. Dudé lógicamente porque eran muchas cosas juntas, pero lo asumí porque yo tenía ideas para la radio y me apetecía hacer cosas. Era el momento.

- ¿Fue en ese momento cuando sintió qué significa, de verdad, la palabra conciliar?

- Corre que te corre... Y creo que las mujeres tenemos un sentido distinto de responsabilidad y la conciliación sigue pesando más sobre nosotras, las madres. Pero luego está la familia que ayuda y se genera un núcleo que es el que, de verdad, permite esa conciliación.

- La conclusión es que ser madre no tiene que ser un freno para asumir retos profesionales, ¿no?

- Yo siempre me he planteado que lo que me gustaría es que mi hijo viera a una madre trabajadora, que aprende muchas cosas nuevas en su trabajo y que es un aprendizaje también para él. Quiero que vea en mí un espejo de vida, una persona que es feliz con su trabajo, una mujer plena que le puede ofrecer miles de cosas. ¿Es complicado? Pues claro.

- Hablemos de su puesto de jefa. ¿Ha tenido alguna dificultad por ser mujer?

- Todavía hay a quien le cuesta que sea una mujer la que le diga lo que tiene que hacer. Y voy a poner un ejemplo: en la radio hay gente que siente todavía que es más creíble escuchar una voz masculina que femenina cuando te cuentan las cosas. Ya sea porque tú le llamas para hacer una entrevista, ya sea porque el presentador sea hombres. Parece que nosotras estamos para contar otras cosas más sociales, más de otro tipo... y ellos son la autoridad, están para lo serio. Y eso sigue pasando. Tú llamas muchas veces a una organización y quieres una voz femenina y al final siempre te hablan los hombres. Y sinceramente creo que, más allá de las cuotas, las mujeres ya hemos demostrado que somos perfectamente capaces cuando estamos en puestos directivos, tengamos o no hijos.

- Que haya más voces femeninas ayuda a la normalización, un paso más para la igualdad.

- Nosotros en ese sentido el año pasado hicimos una apuesta muy fuerte por el deporte femenino, nunca se había transmitido. Se hizo un esfuerzo para que tuviera visibilidad, que al final es lo que nos va a dar el espacio que buscamos todas. También tenemos el programa ‘Una de nosotras’, que está teniendo mucho éxito, con mujeres que están en puestos no habituales y que hacen tareas que nos sorprenderían a todos; desarrollan labores muy importantes pero son anónimas.