Teodomira Soltero Romero cumplió el pasado mes de agosto 80 primaveras. De Cáceres «de toda la vida», tal y como ella misma remarca, llevó junto a su marido, ya fallecido, un bar en el que ni sabe las horas que echó a la vez que criaba a sus dos hijos. Teodomira nunca falta a su misa de los domingos.

- ¿Media vida en el bar?

- Sí, por lo menos 30 años, hasta que se casaron mis hijos. Trabajé mano a mano con mi marido.

- ¿Pero entonces usted también estaba dada de alta como empleada?

- No, eso no.

- ¿ Y por qué?

- Porque no estaban las cosas como para poder pagar tanto dinero, así de que algún sitio había que suprimir, y se quitaba de ahí.

- ¿Y le hubiera gustado tener oficialmente su propia economía?

- Y a mí qué mas da, si yo vivo bien ahora... Yo no soy para nada ambiciosa, nunca lo he sido. Con que hubiera dinero para comprar, era suficiente.

- ¿En qué consistía su trabajo en el bar?

- Hacía de todo: estaba en la cocina, atendía al público, la limpieza...

- ¿Y cómo se organizaba para estar el cargo de sus dos hijos al mismo tiempo?

- Ellos iban a un colegio que estaba cerca de casa, así que los dejaba allí por la mañana y me iba a trabajar. Pero es que antes la vida era de otra manera.

- ¿Su marido también colaboraba en las tareas del hogar y en el cuidado de los niños?

- Es que el bar estaba siempre lleno y él no podía, tenía que atender en la barra. Y yo pues si podía iba un momento a casa a hacer la cama y lo que me diera tiempo, y si no, pues se quedaba sin hacer.

- ¿Qué piensa de las nuevas generaciones? ¿Cree que ellos acceden a vida que a usted le hubiera gustado?

- Mi opinión es que no, porque yo he vivido feliz. Tuve una persona a mi lado con quien me llevaba de maravilla. Siempre juntos porque no teníamos más remedio que estar en el bar uno al lado del otro. Y la verdad es que ahí no se oía una voz más alta que otra. Yo debo decir que estaba a gusto así.

- ¿No siente que sus hijos viven ahora con más libertad en todos los sentidos?

- Hombre, necesitas libertad, pero es que la vida ahora es muy diferente. Yo estaba a gusto, insisto, pero es cierto que no iba a ninguna parte. Pero es que no podía, siempre había cosas que hacer.

- ¿Y le hubiese gustado salir a algún sitio?

- Eso sí, pero con mis hijos estudiando, el bar casi siempre abierto, y encima cuantos más días de fiesta seguidos, más clientes teníamos... ¿Entonces qué? Ya después mi marido murió, también falleció mi madre y entonces ya sí he salido mucho.

- ¿También tuvo que cuidar de su madre?

- También. Nos ha tocado, qué le vamos a hacer. Yo eso lo vi en mi casa, aprendí que así tenía que ser, y así lo he continuado. Y ya cuando he podido, pues ha ido a muchos sitios.

- Bajo su experiencia, ¿la mujer ha sido tradicionalmente el pilar de la familia?

- Es que quieras o no quieras, el marido es el que trabaja fuera de casa, pero después es la mujer quien lleva la economía familiar. Y como no te organices bien, la casa no tira hacia adelante y entonces empiezan los problemas.