-¿Cómo y por qué se convierte la natación en el centro de su vida?

-Yo tenía problemas de espalda desde que era pequeña y entonces mi padre me apuntó a fútbol, a atletismo, a tenis, a natación... Pero a mí siempre me gustó más nadar que los demás deportes. Entonces los entrenadores de Mérida, cuando yo estaba allí, me vieron en la piscina y me ficharon directamente para el club. Y a partir de ahí empecé a competir.

-Y fue campeona de España cuando era niña. Empezó pisando fuerte y siguió acumulando victorias. Ahora, cumplidos los 22, acaba de llegar de entrenar en Estados Unidos, donde ha estado cuatro años en la universidad de Akron y donde ha brillado intensamente. ¿Cómo ha vivido la experiencia?

-La verdad es que todavía estoy adaptándome a la vuelta a España. Es todo muy distinto. Allí te valoran mucho más, da igual si eres mujer u hombre, simplemente eres deportista, y para ellos los deportistas son muy respetados y muy valorados.

-¿Lo dice porque ha tenido en España alguna experiencia negativa por ser mujer y deportista?

-Yo no he tenido ninguna experiencia en la que me haya sentido discriminada. Pero también considero que es algo que depende mucho de la personalidad de cada cual. En mi caso, tengo un carácter bastante fuerte y no dejo me que pisen nunca.

-¿Hay que ser muy competitiva?

-Claro.

-Entonces, ¿siente que tiene que pelear más a diario por ser mujer?

-Creo mucho en la psicología deportiva y siempre trato de aplicarla. Pero me molesta bastante cuando hay veces que nos dicen a las mujeres: ‘Estás triste porque tienes la regla’. Pero es que precisamente gracias a la regla puedo tener hijos. Y por supuesto tengo derecho a estar débil y a estar triste. Porque es que además después tengo más fuerza y coraje que cualquiera. Siempre lo demuestro. Y me da mucha rabia, me fastidia un montón. Te dicen también si ven que no estás bien: ‘Tómate un ibuprofeno’. Pero es que no se trata de eso. Si ese día que estoy con la regla tengo que hacer menos entrenamiento o hacerlo menos fuerte pues no pasa absolutamente nada. Pero es que me duelen los ovarios y vosotros no sabéis lo que significa ese dolor porque nunca lo habéis sentido.

-Ocurre con los entrenadores...

-Los entrenadores no lo entienden. Bueno, la verdad es que hay algunos que son más comprensivos pero hay otros que vienen de la vieja escuela y te dicen que te tienes que tirar al agua sí o sí. Y no pasa nada porque esos días no funcione al 100%, no va a suponer un paso atrás ni que no siga evolucionando.

-Hay más situaciones que provocan discriminación. Por ejemplo, cuando se habla más de las cuestiones personales que de los logros deportivos de las mujeres.

-Sí, también pasa. Interesa más el cotilleo de quién está con quién que los propios resultados de una competición. E incluso se inventan cosas para crear ese cotilleo. Y, claro, con eso se hace dinero.

-¿Cuál es su reivindicación?

-Yo tengo claro que las mujeres somos el futuro. Nosotras sacamos lo mejor de las personas, aportamos cosas distintas. Somos más cálidas, sabemos cuidar. Sin nosotras el mundo sería un desastre.