FRANCIA: Lloris, Sagna, Gallas, Abidal, Evra; Malouda, Toulalan, Diaby, Govou (m.70, Valbuena), Ribery y Anelka (m.46, Cignac).

MEXICO: Oscar Pérez, Rodríguez, Salcido, Márquez, Osorio, Moreno, Torrado, Juárez (min. 54, Javier Hernández), Dos Santos, Guille Franco (min. 61, Cuauhtémoc Blanco) y Vela (m.31, Pablo Barrera).

GOLES: 0-1.m.64: Javier Hernández. 0-2.m.79: Cuauhtémoc Blanco (penalti).

ARBITRO: Khalil Al Ghamdi (Arabia Saudí). Amonestó a Toulalan (m.45) de Francia y a Guille Franco (m.4), Juárez (m.48) y Rodríguez (m.82) de México.

A veces, pero no siempre, el fútbol es justo. A veces, quien mejor juega, gana los partidos. A veces, y no siempre, existe la lógica. Era justo, lógico y razonable que México ganara a Francia y diera un salto hacia los octavos de final, arrastrando en su camino a uno de los grandes del torneo. La selección azteca depende de sí misma e incluso un empate en la última jornada con Uruguay (el martes 22 de junio) le serviría a ambas para seguir caminando en el torneo.

Y Francia, aunque ganara a Suráfrica, haría las maletas para volver a casa con la vergüenza reflejada en su rostro. Vergonzoso fue su partido de anoche, un retrato de la decadencia de una selección que luce orgullosa una estrella de campeona del mundo en su pecho. Junto al gallo. Pero Francia ni siquiera puede vivir del recuerdo. Desde 1998, vive un declive que no termina.

Anoche, bajo un frío casi glaciar en Polowkane, la selección de Doménech fue barrida por la sensata, ordenada y aseada México. Un equipo que sabe a lo qué juega. Y, sobre todo, qué sabe cómo conseguirlo. A través de la pelota, con Márquez, el azulgrana, ejerciendo de Kaiser en el centro del campo, apoyándose en los destellos de Giovanni dos Santos, la veteranía de Guille Franco y la profundidad de Vela, hasta que se lesionó. Luego salió la esperanza del país, el Chicharito Hernández (22 años) y el símbolo, Cuathemoc Blanco (37 años) para certificar el triunfo.

La fusión perfecta para el resurgir de México. Francia no tiene excusas. Lo que el árbitro te da (la mano de Henry le trajo hasta Suráfrica) el árbitro te quita luego. El gol del Chicharito era en fuera de juego. El penalti de Abidal, desubicado como central zurdo, era indiscutible. Lo que no tiene perdón es la falta de ambición de la selección francesa. Para empezar, Domenech, su controvertido entrenador con fecha de caducidad (se irá cuando acabe el Mundial), renunció a Gourcuff, el único futbolista con talento que tiene. Lo sentó en el banquillo cediendo a las presiones de la vieja guardia bleu . Sin el centrocampista del Burdeos, Francia fue una caricatura, un equipo sin imaginación. ¿Y Ribéry? Ni rastro.