El confinamiento y el amor no son muy compatibles. En China, al finalizar la cuarentena, el número de divorcios se disparó de tal forma que los juzgados estuvieron al borde del colapso. Un fenómeno que no se ha quedado en Asia y que ya se está comenzando a ver en España. Tampoco es algo que nos pille por sorpresa, sabiendo que el 30 % de los divorcios en nuestro país tienen lugar después de los periodos vacacionales como verano o Navidad. Esto, trasladado a una convivencia forzosa en un contexto de elevadísimo estrés, es de suponer que va a generar una fuerte crisis en muchas parejas, que desembocará en separaciones y divorcios.

Confinamiento sin válvula de escape

En una situación de aislamiento como la que se ha impuesto con la cuarentena, todas las emociones se han visto magnificadas. En parte por lo extremo de la experiencia y porque generalmente las cosas a las que recurrimos para regularnos emocionalmente se encuentran fuera, como actividades de ocio, gimnasio, amigos, trabajo, etcétera. Y de repente nos hemos visto encerrados en casa con nuestra pareja, atados a una rutina y sin posibilidad de vías de escape. Dos meses de confinamiento sin posibilidad de evasión provoca en las parejas la intensificación de un fenómeno conocido como ‘la sombra’. La sombra son esas cosas que nos molestan de la otra persona, pero que normalmente toleramos porque nuestro día a día abarca mucho más espacio (físico y psicológico), pero que ahora nos resultan casi insoportables, y esto hace que vayan desapareciendo sentimientos esenciales como el cariño o la compasión.

Problemas financieros, el otro detonante

Pero además de este desgaste, existen otros motivos que han precipitado a las parejas a plantearse el divorcio. Uno de los más comunes son los económicos. No son pocos los casos en los que algún miembro de la pareja, o ambos, se han quedado sin trabajo por cese de la empresa o despido. Otros han visto reducida su jornada laboral, con la pérdida económica que ello acarrea, y los problemas financieros tienen a desestabilizar a las parejas. El teletrabajo también es para muchos una fuente de estrés añadido que se multiplica si se tiene que organizar el día a día con el cuidado de los hijos. Tampoco podemos olvidarnos de todas esas personas que desempeñan puestos de trabajo con una mayor carga de presión como sanitarios, bomberos, policías o servicios de atención al público y que llegan a sus hogares en un estado emocional más delicado. En los peores casos, muchas parejas tienen que afrontar momentos trágicos en los que la enfermedad se ha cebado, con mayor o menor gravedad, en algún ser querido.

Recuperar el vínculo y reforzarlo es posible con ayuda

Como vemos, son muchos los factores que, durante esta pandemia, han alimentado la tensión familiar de forma importante. La buena noticia es que este tipo de problemas son normales en estas circunstancias y, si comprendemos el tipo de reacciones emocionales a las que nos tenemos que enfrentar, podremos controlar mejor la situación. A veces, lo más recomendable es tener una perspectiva externa y objetiva que nos ponga frente a frente con los hechos reales. Este es el papel que cumplen los psicólogos expertos en parejas, y que pueden ser la clave, no solo para salvar la relación, sino para salir fortalecidos de la crisis.

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