En estos últimos diez años, desde que comenzase la crisis, la vida de los ciudadanos españoles ha cambiado ostensiblemente. La clase trabajadora ha visto recortados sus derechos y, sobre todos sus salarios en pos de una recuperación económica que no acaba de llegar.

Las cifras de desempleo siguen siendo demasiado altas y aquellos ciudadanos que consiguen acceder al mercado laboral, o mantenerse en él, sufren recortes constantemente de sus nóminas y aumentos en las exigencias que se les demandan tanto en productividad como en horas de jornada laboral, amenazados constantemente con la pérdida del puesto de trabajo.

Así mismo, los servicios básicos, los suministros como la luz, el agua, el gas, el combustible para el vehículo o los alimentos de primera necesidad no dejan de subir. Esta situación insostenible hace que muchas familias tengan que recurrir a los créditos rápidos para poder hacer frente a imprevistos, por la imposibilidad de ahorrar, o para poder atender todos los pagos que contrajeron en épocas de bonanza económica. Estos creditos rapidos han nacido de la necesidad del pueblo que vio como la banca se lavó las manos ante el caos financiero de los que ellos mismo habían sido artífices, cerrando como medida protectora a sus propios intereses, el grifo crediticio.

Sin embargo, cuando una puerta se cierra otra se abre y esto es lo que han hecho las agencias privadas de préstamos con la creación de este producto financiero, con la concesión de creditos rapidos y fáciles que pueden gestionarse totalmente online y en pocos minutos.

Estas nuevas entidades son conscientes de la importancia de poder contar con dinero en situaciones de urgencia, que este llegue con la mayor prontitud posible, tanto para las familias, como para los emprendedores o pequeñas y medianas empresas, así como la eliminación de barreras burocráticas y exigencias para el acceso al dinero. Y es que de las posibilidades de acceder a la financiación depende en gran medida la estructura del tejido empresarial de este país.

Las nuevas formas de conseguir préstamos

El detonante para saber que no conseguiremos un préstamo por parte de una entidad financiera tradicional es estar inscrito en alguno de los ficheros de morosos, como son ASNEF o RAI, pero también no contar con un aval o carecer de nómina, aunque sí se tenga empleo.

Así que, si te encuentras en esta situación, debes recurrir en caso de necesidad a alguna de las empresas que conceden sus créditos con ASNEF, incluso hay alguna que no te exigirán nomina o aval.

Y es que las exigencias de estas agencias son mucho menos estrictas. En este sentido, el cliente que quiere acceder a alguno de sus productos financieros solo tiene que demostrar que poseen una fuente de ingresos estable, pero no tiene por qué ser una nómina, para poder hacer frente a las cuotas de financiación.

Otra de las grandes ventajas es que el trámite se realiza en internet y en muy pocos minutos, y esto es debido a que no hay que ser sometido al tercer grado habitual de los bancos para que te concedan un crédito. Los datos que tendrás que aportar son los habituales de información personal, que serán tratados con total confidencialidad y de acuerdo la política de protección de datos, e información de carácter financiero.

Sin embargo, estas agencias no tienen interés en saber a qué irá destinado el dinero concedido, si a pagar una deuda, a llenar la nevera, a comprarle un regalo a tu pareja o simplemente a darte un capricho.

Son muchas las oportunidades que ofrecen los préstamos que se encuentran en estas agencias, tanto para la supervivencia de muchas pequeñas y medianas empresas como para aumentar la calidad de vida de las familias, que en momentos puntuales pasan apuros y que, sin lugar a dudas, también tienen derecho a disfrutar de unas vacaciones que con sus sueldos no pueden permitirse, pero que sí pueden pagar en pequeños plazos.

Sea cual sea la necesidad, si personal o empresarial, estas agencias han nacido para brindar la oportunidad a un espectro muy amplio de la ciudadanía de acceder a cantidades de dinero que solucionarán problemas puntuales, consiguiendo superar fácilmente una situación de urgencia o una mala temporada en los negocios sin tener que proceder al embargo, a la suspensión de sueldos, al impago de proveedores o, peor aún, al cierre de la empresa.

De esta forma, las agencias crediticias están ejerciendo una labor social que correspondía a los bancos hasta hace unos años, pero de la que ahora se han desentendido totalmente sin importar que hayas sido cliente de su sucursal durante los últimos veinte o treinta años y hayas pagado todas tus cuotas. Ante la falta del cumplimiento de cualquiera de sus requisitos, te denegarán el préstamos sin ningún tipo de miramientos, por lo que el concepto de banco de confianza es algo que, si alguna vez existió, ahora ha desaparecido totalmente.