Lo ideal es el consenso. En la vida sólo es posible en determinadas circunstancias. En la mayoría de los casos las decisiones son sobre posiciones encontrados. Lo ideal es una familia unida, culta, preparada, con capacidad de diálogo. Lo ideal es que no haya maltrato ni enfrentamientos. Lo ideal es que no se produzcan violaciones por parte de los padres o los padrastros de sus hijas o de sus hijos. Lo ideal es el entendimiento generacional.

Lo ideal es que no existan curas pederastas. Lo ideal sería que el celibato no fuera obligatorio dentro de la Iglesia católica. Lo ideal es que no existan violadores. Lo ideal es que todo el mundo tenga la mayor información sexual posible y el acceso a los anticonceptivos que elija. Pero lo ideal no es lo real.

La ley de autonomía del paciente reconoce los 16 años como capacidad para decidir las intervenciones: ¿por qué tanto alboroto con el hecho de que una joven de 16 o 17 años pueda decidir si quiere tener un hijo o no en caso de quedarse embarazada de forma involuntaria?

Los que preconizan la obligación de la joven de informar a sus padres saben que es garantía de un conflicto en muchas ocasiones en las que el ejercicio de la patria potestad que invocan como derecho de los padres sobre los menores de edad creará una colisión con la voluntad última de la mujer joven de ser o no ser madre. Nadie puede decidir por ella porque la maternidad es una condición intransferible y lo son sus consecuencias. Por tanto, plantear la obligación de comunicar la decisión a quienes pueden tener la tentación de ejercer una coacción real para cambiarla es debilitar el derecho de la joven a decidir.

Naturalmente que habrá muchas ocasiones en que se quiera compartir la decisión con la familia, y nadie puede impedir a quien así lo decida que lo haga. Pero habrá muchas ocasiones en que la intimidad de quien toma la decisión sea prioritaria para el mejor ejercicio de su libertad. Creo que la ley es razonable y que la propuesta de hacer la consulta obligatoria genera muchos más conflictos que soluciones aporta. Y además, si la mayor de 16 años tiene autonomía médica para decidir en las intervenciones que se le pueden practicar, ¿por qué la excepción del aborto?