Cincuenta y seis años de convivencia con la sociedad pacense, de los casi ochenta y seis que la bondadosa naturaleza aún me permite gozar, he seguido primero con interés y ya integrado con pasión, el derrotero del pueblo grande que era Badajoz entonces hasta el moderno y bonito actual, con satisfacción lo bien hecho y con disgusto al divulgarse que el costo de lo hecho duplicaba o más el presupuesto inicial firmado. Para evitar estos vergonzosos fallos en los cálculos presupuestarios, exigir un riguroso examen mental-moral a las personas responsables del dinero público para evitar el absurdo derroche por falta de una buena planificación.

Escasez de fondos según los dirigentes, es la causa de no contratar el personal necesario para el buen funcionamiento de la ciudad. Como es posible no vislumbraran entre otros muchos casos, que vigilantes del antiguo Hospital y operarios en parques y jardines hubiera sido menos costosos que la reparación del edificio y la de renovar las zonas ajardinadas, y lo más importante una dosis de oxígeno a muchas familias necesitadas. Muchas carencias que sufre Badajoz y Extremadura se habrían solucionado, con el dinero perdido en presupuestos mal calculados y dejadez en mantenimiento. El fin del crónico desbarajuste existente sería que el control del dinero de todos, estuviera a cargo de una ama de casa y de familia numerosa mejor.