Por cálculo o por temor al pinchazo escénico que podría significar quedarse solos, sin el apoyo de ninguno de los restantes grupos parlamentarios, la dirección del Partido Popular parece que ha descartado la posibilidad de presentar una moción de censura contra el presidente Rodríguez Zapatero .

Algunas fuentes hablan de que tal posibilidad ha sido ponderada pero ya digo que, a la postre, el propio Mariano Rajoy --sobre quien habría recaído todo el peso de la maniobra--, la habría descartado quizá porque la sombra de Tiresias le ha visitado recordándole lo que le ocurrió a Antonio Hernández Mancha cuando se enfrentó a Felipe González . Claro que todo depende de las circunstancias y del fuste de los protagonistas de ese trance agónico que son las mociones de censura. Felipe González perdió en términos aritméticos la moción de censura que presentó contra Adolfo Suárez pero la derrota numérica se tornó en triunfo político porque toda España tuvo ocasión de ver por la televisión el nacimiento de un líder. Aquella moción perdida sembró la semilla que germinó en el histórico triunfo del PSOE en 1982.

Ya digo que en la cúpula del PP parece que han descartado la senda de la moción de censura, pero dejan abiertas todas las demás troneras. Van a combatir al Gobierno por tierra, mar y aire. Tomando la calle --manifestación de hoy en Madrid-- y acosando al presidente del Gobierno allí donde vaya --García Escudero en el Senado--. Saben que el caso De Juana puede ser la kriptonita de Zapatero y no cejarán en la presión. Quieren que ZP adelante las elecciones o si no es así, su objetivo es mantener alta la llama de la crispación hasta marzo del año que viene. Por eso actúan a cara de perro.

*Periodista