TCtáceres es ciudad dinámica, donde no solo sus calles acogen festivales de música o teatro, eventos deportivos de máxima difusión, ofertas gastronómicas deliciosas, exposiciones, conciertos y premios literarios, sino que, pese a la crisis del cine, es posible ver auténticas obras maestras. En la Filmoteca. El pasado martes me acerqué al paraje de nombre hermoso y antiguo, el Rincón de la Monja. Y como siempre que subo, disfruté de la belleza del casco histórico, remansada de esplendor, quietud, sosiego y grandeza. Y saboreé también los logros de la modernidad. Y como siempre que subo, lamenté que la conservación de este privilegiado patrimonio de la humanidad no se extienda también al resto de la urbe. Transitar por Cánovas supone que a donde se dirija la mirada y cada vez más, en deterioro implacable, se contemplen en edificios bellos, menos bellos o solo dignos, más y más cutres atentados a la piedra. El panorama empeora en San Antón. Se diría que los vándalos insaciables, no contentos con enguarrar fachadas y escaparates de la zona comercial, atacarán también la parte antigua. Pero no. En las Claras, las agresiones se esfuman y una se hermana con el entorno.

¿Es casualidad que en un determinado punto los cafres abandonen su empeño por dejar su puerco sello? Seguro que no. Probablemente se deba a más vigilancia, mayor celo y recursos en conservar la limpieza, dignidad y belleza de lo que es de todos. Lo cual certifica que en la dinámica ciudad hay zonas de primera y zonas de segunda. A decir verdad, excepto el casco antiguo, Cáceres toda se está convirtiendo en pintarrajeada fachada que aturde, cuando no indigna, al visitante. Hasta el periodista Iñigo se sorprendió recientemente ante la alcaldesa en entrevista radiofónica. Seguro que la solución no es fácil ni barata. Mas urge acabar de una vez con la impresión de que la erradicación del vandalismo y la agresión constante al patrimonio común no es una prioridad. Por el bien y el futuro de una ciudad que tiene mucho que decir. Y no podrá si los ojos del viajero lo primero que perciben es abandono.