WLwa decisión del Ayuntamiento de Cáceres de prohibir esta semana la instalación de dos montajes artísticos solidarios en sendas plazas del casco viejo ha despertado un lógico malestar en círculos culturales y sociales de la ciudad. El Comité Antisida pretendía colgar de la torre de Bujaco, en la plaza Mayor, un cartel elaborado por Artistas y Obreros del Mundo en el que se veía un preservativo gigante simulando la esfera de un reloj, con un lazo rojo a modo de agujas y el mensaje ´Dale más tiempo a tu vida´. El fin era sanitario y de concienciación social con motivo del Día Internacional del Sida, que se celebra el viernes. Por su parte, el artista Emilio González Núñez solicitó ubicar en las Veletas su ´Patera de la esperanza´, elaborada con una embarcación auténtica en la que viajaron 40 subsaharianos, para rendir tributo a los inmigrantes. Ambos proyectos han recibido el ´portazo´ administrativo, aunque finalmente la patera se ha podido exponer en el jardín trasero del Museo de Cáceres. En el primer caso, el equipo de gobierno municipal justificó su prohibición en que a partir de ahora se restringirá el uso del monumento que es Bujaco para colocar cartelería. Y en el segundo, alegó que la ubicación del barco frente al museo no era viable por sus dimensiones. Sin duda, no son motivos muy justificados, máxime porque, acertadamente, el ayuntamiento se había destacado por defender y alentar las manifestaciones artísticas y solidarias en las principales calles, plazas y monumentos. Y así debe seguir siendo. Se equivocan el alcalde y su equipo si continúan por el camino de poner puertas al arte callejero, y más si cuenta con los matices sociales del reloj del sida o la patera de la esperanza. El único límite debería ser el respeto al patrimonio de todos. Ni más ni menos.