Heroína, cocaína, hachís y éxtasis están haciendo mucho daño a la sociedad, especialmente a los jóvenes, pero no parece que se estén poniendo en marcha medidas suficientemente eficaces como para terminar con su distribución. La policía reconoce tener controlados los lugares donde se vende la droga en Cáceres, pero ésta, desgraciadamente, campa a sus anchas. No es lógico que las fuerzas de seguridad sepan quiénes son los camellos y dónde la venden y aún no hayan sido capaces de desmantelar la red de narcotráfico, situada principalmente en ocho narcopisos de Aldea Moret.

Si se sabe el dónde, el cómo y quiénes mueven el negocio de la droga en la capital cacereña, parece lógico pensar que es sencillo terminar con ellos. Pero a la vista de los datos, la situación, aunque controlada, no va más allá de alguna que otra aprehensión de escasa importancia. Y da igual que sea poco el trapicheo ; lo realmente importante es terminar con quienes tanto daño le están haciendo a la sociedad. La autoridades deben dar más poder a los agentes o buscar fórmulas para sacar de Cáceres la droga controlada, sin obviar medidas de reinserción de los toxicómanos que tan enganchados están a unas pocas familias de Aldea Moret.