El compromiso de la tabaquera Altadis de comprar 28.000 toneladas de tabaco a Cetarsa en 2009 y 2010 es un importante balón de oxígeno para el sector tabaquero extremeño, amenazado por la Unión Europea, que hasta ahora no ha modificado su posición de reducir a la mitad las subvenciones al cultivo a partir del 2010.

Es un balón de oxígeno económico --este acuerdo amplía el actual pedido de Altadis en un 40%--, pero sobre todo de confianza en el futuro. Solo Altadis compra prácticamente la mitad de la producción extremeña. Y lo hace, como es lógico, porque le conviene, porque, como señala el consejero delegado de Altadis, Bob Dyrbus, el tabaco extremeño, "tanto en calidad y en precio ha sabido adaptarse a las condiciones de un mercado competitivo".

Las ayudas europeas, a la vista del acuerdo y de las razones del mismo, no recaen en agricultores desfasados, superados por el mercado o faltos de capacidad e iniciativa para adaptarse al futuro. Si así fuera las posibilidades de que el periodo de ayudas llegara hasta el 2013 no existirían. ¿Qué político se iba a arriesgar a apoyar la subvención a un producto que, además de dañino para la salud, es malo?. La calidad es una buena aliada para presionar a Bruselas.