Suele ser agosto un mes de molicie destinado a recargar el organismo de energía para el futuro laborioso que abrirá septiembre repleto de libros y cuadernos, uniformes, madrugones, horarios y rutina. Los estudiantes volverán a sus estudios, los profesores a su enseñanzas, y la mayoría de los trabajadores a sus ocupaciones habituales, ya sea futbolista de la liga española, ya frutero, portero, consejera delegada, presidente de Mercadona, árbitra de baloncesto, costurero, reparadora de coches o choferesa. Algunas afortunadas estrenarán flamante nueva ocupación como responsable para Africa en el IE, pero eso es solo para persona con muchísimos méritos.

Es tradicionalmente también agosto un mes de trabajo agotador pero gratificante para los empleados en el sector turístico, ya en restauración ya en el comercio ya en actividades culturales o deportivas relacionadas con el ocio. Y en la playa cada año menos familiar en que me hallo, como todos los agostos de mi vida, se quejaba el otro día una propietaria de un pequeño negocio familiar que el año turístico estaba siendo flojito, aunque según los responsables a nivel nacional se espera que en septiembre casi se igualen los resultados de otros años.

Y mientras unos nos afanamos en descansar y otros en trabajar ahora como hormigas rodeados de las cigarras disfrutonas en que nos hemos convertido los demás, se acumula la vida en forma ignominiosa de puentes que se derrumban, líderes populistas que no respetan ni a las víctimas de los accidentes de hoy ni a las de los atentados terroristas de ayer, presidentes de potencias que empiezan guerras comerciales como el que juega una partidita de cluedo y barcos a la deriva en el Mediterráneo que no tienen donde ofrecer un futuro de esperanza a ese cargamento que para el mismo líder populista capaz de irse de juerga una noche tras el horrible colapso de Génova y echarle la culpa a Europa, no son sino grandes montones de carne humana.

Sigue la actualidad llena de vergüenza e hipocresía, mientras transcurre otro hermoso espejismo de un agosto feliz.

* Profesora