TLtos gobernantes europeos y españoles andan haciéndole un photoshop permanente a la economía. Como las revistas del corazón a casi todos los personajes de sus portadas. En ambos casos para disimular la cruda realidad, para esconder los pequeños o grandes defectos o el paso del tiempo. Puede que algunos se crean que existen esas pieles inmaculadas, esos cuerpos sin gota de grasa, esas caras sin arruga alguna. Pero nada de eso es verdad. En la economía se tapa una declaración de Trichet con una nueva inyección económica a los bancos, un problema de credibilidad con un nuevo test de estrés, y un hundimiento de las cuentas públicas con una referencia a que otros están peor. Tampoco cuela.

Las medidas, el photoshop económico, llegan tarde, son insuficientes y aumentan el caos financiero mundial. George Soros y otros 1.300 empresarios y expolíticos han reclamado al Banco Central Europeo y a la Unión Europea que hagan "algo" y que lo hagan "ahora". Angel Ron el presidente del Popular que acaba de comprar el Banco Pastor e iniciado otra etapa de reconversión-reducción de la banca española, también ha dicho que todo lo que está haciendo Europa no sirve para nada: más inyecciones de dinero público a la banca privada es más dinero tirado a la basura. Merkel y Sarkozy encabezan la lucha por su cuenta y a solas. Jean Claude Trichet, que no baja los tipos ni cuando está a punto de irse, ha echado más leña al fuego diciendo que la crisis bancaria es "sistémica". Y otra vez ruge el volcán, como la isla de El Hierro, pero lo malo es que tiene razón. Ante una crisis sistémica no se puede actuar con medidas puntuales, coyunturales, pequeñitas cuando está en juego es el sistema financiero mundial.

Si se hubiera aceptado la quita de la deuda griega cuando estalló la crisis, tal vez ahora Grecia no sería el problema. Pero ahora, Grecia está en quiebra, Portugal, Irlanda, Italia y España entre el KO y el fuera de combate, el sector financiero groggy y los ciudadanos atemorizados. Soros y compañía proponen crear para Europa un Tesoro común que asegure la disciplina fiscal de todos, reforzar la supervisión común, la regulación y los sistemas de garantía de depósitos y desarrollar una estrategia que conduzca al crecimiento y a la convergencia económica.

Seguramente tienen razón en que no hay salidas nacionales a la crisis. En nuestro caso, las elecciones pueden ser más photoshop, pero al día siguiente, el nuevo Gobierno se va a encontrar con la terrible crudeza de los datos. La solución tiene que ser una, de todos, con renuncia a ciertas esferas de poder para dárselas a Europa. Más Europa, otra vez. Eso o nada. Dice el profesor David Brierley que "Europa se encuentra en una lucha entre el miedo y la esperanza" y que de momento va ganando el miedo. Queda espacio para la esperanza. Pero sólo si Europa unida hace algo y lo hace ahora.