Desde esta semana sabemos a qué atenernos con la central nuclear de Almaraz. Y ya es bastante, dada la situación enquistada en la que se hallaba su continuidad, después de que la propiedad se mostrara dividida sobre la conveniencia de mantener o no abierta la instalación y el gobierno tuviera serias dudas sobre la prórroga que debe conceder a su licencia a partir del año que viene. El lunes pasado, la ministra Teresa Ribera, de común acuerdo con los presidentes de las tres principales compañías eléctricas de este país, Ignacio Sánchez-Galán, José Bogás y Francisco Reynés, fijaron un calendario de ‘transición ecológica’, de manera que se puedan cerrar las cinco centrales nucleares que hay en España (Almaraz, Ascó, Cofrentes, Trillo y Vandellós II) para que toda la energía generada en territorio nacional provenga de fuentes renovables. Este calendario, que ahora deberá descender al terreno de lo concreto, fija un plazo de 11 años, de 2025 a 2036, de manera que ninguna instalación pueda cerrar antes de 2025, pero tampoco ninguna esté operativa después de 2036.

Esto se traduce en que la central nuclear asentada en Extremadura con dos reactores, Almaraz I y Almaraz II, podrá operar, cuanto menos, hasta 2025, pero teniendo presente que no por muchos años más. Se trata de la instalación nuclear más antigua de España y se supone que le llegará el apagón la primera. En resumidas cuentas, que los propietarios de Almaraz (Iberdrola, Naturgy y Endesa) podrán pedir una prórroga de la licencia para seguir operando, pero ésta no será de 10 años como quería Endesa ni de cero como pretendían Iberdrola y Naturgy dejando que se cumpla el periodo de vigencia de la licencia actual en 2023. ¿A qué año nos vamos? A fecha de hoy todo son especulaciones, si bien se tiene claro que, de momento, se le da una patada al balón hacia delante y ya veremos.

Hay que tener en cuenta que la nuclear sigue generando en España el 22,6% del total de la energía producida en el país. Este es un hueco que las renovables deberán rellenar antes del 2036. ¿Pueden hacerlo? Según el calendario acordado esta semana, al parecer sí. ¿Las compañías quieren? La respuesta es afirmativa y ahí radica una de las claves del acuerdo alcanzado el pasado lunes. Que no se trata tanto del cumplimiento del Protocolo de París por parte del Gobierno de Pedro Sánchez, que también, sino de que hay compañías eléctricas que han descubierto que la generación de electricidad empieza a ser más rentable desde fuentes renovables que nucleares y, encima, no generan ni residuos de complicada eliminación ni medidas de seguridad extremas. Miel sobre hojuelas. ¿Podrían operar las centrales nucleares más allá de los 40 años de vigencia de una licencia? En este caso hay disparidad de opiniones, desde posiciones ecologistas que lo consideran un disparate al disponer de una tecnología antigua, hasta expertos energéticos que aducen las reformas que se han llevado a cabo todos estos años, sobre todo después del accidente de Fukushima. Lo cierto es que el 90% de los reactores nucleares de Estados Unidos, país de donde proviene la tecnología de nuestras centrales y nuestro referente en seguridad nuclear, tienen ya autorización para operar 60 años, y en varios de ellos están preparando incluso la documentación para irse hasta los 80 años.

En cualquier caso, sea 2025, sea 2028 o incluso sea 2030, Almaraz tiene fecha de caducidad, es decir, que esta central nuclear no es perenne y habrá que asumirlo. No se trata, como se ha sugerido, de derribar los dos reactores nucleares con que cuenta y construir dos nuevos al lado para disponer de otros 40 años. Se trata de plantear un modo de vida para esta zona, sobre la que ya vamos tarde desgraciadamente. El dicho de ‘viene el lobo’ parece que nadie se lo había creído hasta ahora y el lobo ya está aquí.

La manifestación del pasado 24 de enero en Navalmoral de la Mata, con miles de personas pidiendo la continuidad de la central nuclear de Almaraz, da cuenta de su importancia para la gente. Y no es que todos los pueblos de Campo Arañuelo sean pro-nucleares, es que saben lo que representa en sus economías y el empleo, y son conscientes de que, a fecha de hoy, no hay repuesto de forma tangible. Porque hay proyectos de renovables, promesas de empresas a instalar en Expacionavalmoral, pero real por ahora no existe nada que sustituya a los 800 empleos cualificados que tiene esta instalación, así como los impuestos que concede a los municipios de su entorno.

Bueno sería que este plazo del que ahora disponemos acelere todo lo comprometido, porque lo que sí es cierto es que lo nuclear, tarde más, tarde menos, acabará y la gente tendrá que seguir viviendo.