Negarle al alcalde de Madrid la oportunidad de poder acceder a un escaño como diputado, es una decisión que va más allá de una simple trifulca electoral, es el detonante que marca el inicio de una crisis interna, surgida al tratar de marginar no a una persona, sino a una corriente de pensamiento, a una opción política moderada, liberal, reformista y de centro, con una visión nueva dentro del conservadurismo español, que equiparaba al PP con los más importantes partidos de la derecha europea. Pero al cerrarle las puertas como candidato a la sucesión de Rajoy , no se le tiene en cuenta ni su valía, ni sus anteriores éxitos en contiendas electorales, ni su dilatada entrega al servicio del partido, y como premio se le niega a él lo que a otros en similares circunstancias se le consiente.

Se utiliza además un momento inadecuado dada la proximidad del proceso electoral, sin tiempo apenas para digerir el tránsito, ni para recomponer la situación, ni para difuminar este efecto negativo que sin duda dejará su huella en el electorado, sin entenderse ni explicarse el daño innecesario que ha podido causar esta dilatada prolongación en el tiempo, con su séquito de incertidumbres sobrevenidas a raíz de tanta intriga, de tantas presiones, de tantas postulaciones, de tantos malos rollos y de tanto amago chantajista.

Gallardón concita las simpatías de mucha gente porque se ha quedado a vivir en ese interregno, en esa tierra de nadie, entre los limbos de mestizaje de los dos grandes partidos, a caballo entre dos ideologías, y por tanto es un iconoclasta, un verso suelto, un referente para todos aquellos que no están dispuestos a someterse a las diatribas de la partitocracia, porque tiene el mismo espíritu libre y romántico de quienes defienden y luchan solo por aquello en lo que creen, sin sometimiento a ningún tipo de dogmatismo servil, porque aman una forma diferente de entender la política basada en el juego limpio, el inconformismo, la imparcialidad y el juicio crítico.

Ahora queda flotando en el aire la sensación de que la balanza se ha inclinado en su contra, porque la posición de Gallardón es más intangible y no está tan arropada ni por los fervores del aparato del partido, ni por ningún grupo mediático, ni ha ido sembrando migas de pan por el camino a base de prestar favores con la intención de que algún día pudieran servirle para su proyección personal, porque su única arma es su trayectoria basada en la empatía y en el fervor que despierta en importantes sectores de la sociedad, cosa que ha sido poco valorada a la hora de tomar esta decisión.

Rajoy no solo le ha servido la cabeza de Gallardón a Esperanza Aguirre en una bandeja de plata, sino que de paso ha dilapidado parte de las posibilidades de victoria que tenía el PP, porque esta decisión solo es entendida en clave de cerrar filas en torno a un proyecto más derechizante, con lo que se le deja expedita una extensa franja de terreno centrista a las huestes de otras formaciones, lo que en la actual situación electoral equivale a decir que se renuncia a un buen número de posibilidades de obtener la victoria.

XSI EL SOCIALISMOx logró encontrarle acomodo en sus filas a un José Bono incómodo y díscolo, resolviendo de forma favorable una situación muy parecida a la de Gallardón, no se entiende cómo los populares no han sido capaces de encontrar alguna solución que no pase por la defenestración de un valor en alza. Esta incapacidad manifiesta de alcanzar consensos internos, habla poco en favor de quienes deberán enfrentarse a situaciones difíciles si un día consiguieran gobernar el país. Pero se da la paradoja de que un entrenador, en el partido más importante, pueda permitirse el lujo de dejar sentada en el banquillo a una de sus más destacadas estrellas, mientras premia sacando al terreno de juego a algunos a los que no se les conoce otro mérito que el del servilismo y la mediocridad.

Dada la situación de empate que aún dibuja el perfil de las encuestas cualquier paso en falso puede tener unas consecuencias irreversibles, ahora más que perseguir grandes aciertos, lo que ha de evitarse es cometer errores de bulto. Rajoy, perfecto conocedor de sí mismo, sabe que su persona cuenta con una serie de valiosas cualidades, entre las que no destaca precisamente la de ser un líder indiscutible y carismático, por tanto para paliar esa limitación ha de rodearse de un equipo de personas que ejerzan de contrapeso, de forma que se fortalezcan estos flancos más débiles, y aquí entraría en juego la labor de equipo, contando siempre con los mejores, con personas que representen las diferentes sensibilidades de un partido.

Los mártires que la política va dejando por las cunetas, se convierten pronto en héroes, sus leyendas llenan ríos de tinta con sus hiperbólicas gestas, y sus vidas transcurren rodeadas de una aureola de generosa mitificación, lo que les otorga atributos de los que carecen el resto de los mortales, por lo que su voz retumbará como una maldición o como un eco sobre los oídos de quienes no quisieron o no supieron defenderlo, pues Gallardón subsistirá porque lleva el veneno de la política inoculado en la sangre, y porque pese a quien pese, es el político mejor valorado en la consideración de las encuestas.

*Profesor