WMw ariano Rajoy parece abocado a llevar hasta sus últimas consecuencias el proyecto de renovación interna del Partido Popular, tras anunciar que aspira a ser reelegido presidente del partido en el congreso que la formación de la derecha celebrará en la capital valenciana del 20 al 22 de junio próximos.

Así, seis días después de anunciarse que Eduardo Zaplana abandonaba su escaño para ocupar un importante cargo en la multinacional Telefónica, Angel Acebes comunicaba ayer, con medida frialdad, que no será secretario general del partido tras el congreso. En una semana han desaparecido los que en la práctica ocupaban los números 2 y 3 de la organización.

Pero Acebes y Zaplana eran algo más que secretario general y portavoz parlamentario de ese partido, respectivamente, en la anterior legislatura. Ellos representaban la pervivencia del aznarismo en la cúpula del PP, porque ambos fueron hombres de la máxima confianza del expresidente José María Aznar y, sobre todo, porque fueron los portavoces gubernamentales en los días críticos que siguieron a la matanza terrorista de los trenes de Madrid, el 11 de marzo del 2004.

Esa es la sombra que ha perseguido durante cuatro años a los dos políticos que, pese a su actitud pétrea, quedaron desacreditados ante amplios sectores del país por haber tratado de confundir a la opinión pública sobre la autoría de los atentados, tesis que incluso no eran compartidas por muchos militantes y simpatizantes del PP

La forma aséptica elegida por Angel Acebes para comunicar su decisión puede interpretarse como un plantón en toda regla a su jefe, tal vez sabedor de que sus horas como secretario general estaban contadas. Es más, es posible que el gesto de Acebes sea uno más de la cadena de pronunciamientos de la vieja guardia de Aznar, confusa ante las decisiones que está tomando Rajoy.

Buen conocedor de la realidad territorial de su partido y muy querido por la militancia, Acebes ha sabido mantener la unidad interna de los populares por el sencillo método de atacar sin descanso al Gobierno socialista. Ha sido, con Zaplana, el azote de un Rodríguez Zapatero que al final ha vuelto a derrotarles en las urnas.

La elección por parte de Mariano Rajoy del nuevo secretario general del partido será un buen indicador de por dónde van a funcionar los equilibrios internos en el nuevo PP. También está por ver si la vieja guardia aznarista, ya desencantada con el nombramiento de Soraya Sáenz de Santamaría como portavoz en el Congreso, va a asumir sin pestañear la caída de otra torre, quizá no la última de esta cadena de abandonos que se están produciendo en estos días previos al congreso popular.