Hasta hace relativamente poco, la mayoría de nosotros sólo conocíamos como CDR, los primeros CD-Rom con los que debíamos iniciar nuestras CPU u ordenadores de mesa, instalar programas, juegos, etcétera, pero últimamente, y ya no es precisamente un juego, lo que antaño eran siglas ligadas al futuro hoy significan pasado, y un oscuro pasado que ni debemos ni podemos permitir se repita.

Los CDR son miembros de los Comités de Defensa de la República, movimientos asamblearios que tienen como objetivo la independencia de Cataluña. Como habrán oído, visto o leído, nueve miembros de dichos comités han sido arrestados por «presuntamente»· terrorismo. Y aquí viene la controversia.

Según Quim Torra, Joaquín para los amigos, estos nueve detenidos son angelitos catalanes, apresados de madrugada, soliviantando su celestial sueño, por el simple hecho de ser catalanes comprometidos con la causa. Que hayan encontrado en sus domicilios, polvo de aluminio, ácido sulfúrico, parafina y termita acabada, junto con un manual para fabricar explosivos no significa que pretendieran cometer atentados, seguramente fuera para celebrar las fiestas patronales. Que dos de ellos hubiesen quemado neumáticos y cortado carreteras u otros dos estén en busca y captura por delitos de lesiones, atentado, desórdenes públicos y robo con fuerza, tampoco indica que sean violentos, solo unos traviesillos. Debe ser que la Guardia Civil sufre de dislexia y altera de sitio las letras cuando lee, y han confundido un RCD, Residuo de Construcción y Demolición, con los pacíficos CDR. Por supuesto Quim, no va a consentir que se confunda a estos angelitos, con demonios, ni que fuera esto la RDC, la República Democrática del Congo, con todos mis respetos hacia el Congo, es por la expresión popular.

Hablando en serio, y es muy serio, hay un dato que he omitido hasta ahora, también tenían planos de la casa cuartel de la Guardia Civil de Canovelles en Barcelona. A mí, a muchos españoles y a muchos catalanes, que también son españoles, se nos pone los pelos de punta cada vez que escuchamos “casa cuartel” y explosivos, por aquel fatídico viernes de 1987.

Y eso nadie se lo puede tomar con sentido del humor. Si hay que denunciar y apartar del cargo a quien sea por apología del terrorismo que se haga, meter a nueve o a novecientos en la cárcel por terrorismo que se haga, pero entre todos debemos evitar un pasado no tan lejano.

* Maestro