TLta noticia la dieron hace unos días en un telediario: Un caballo se había caído en una fosa de tres metros de profundidad y quedó atrapado. Su dueño lo buscó durante dos días, hasta que lo descubrió dentro del gran agujero. Aparentemente no presentaba heridas de gravedad y estaba bastante espabilado. Había bebido el agua acumulada en la fosa y se había alimentado con las hierbas y matojos que prendían de sus paredes. Hubo que valerse de una pequeña grúa para sacarlo de la trampa.

Cuando el equino pisó el suelo abierto, su dueño enseguida le acarició el cuello y el lomo, a la vez que al animal se dispuso a morder hierbajos de la tierra, tranquilamente, sin dar síntomas de agitación ni desasosiego, como si para él el incidente hubiese quedado en una mera anécdota para contar, sin darse importancia, a sus amigas yeguas y caballos. Supongo que no era consciente del peligro que había corrido. Es un animal y los animales carecen de esa inteligencia que rige la conciencia de las personas.

Sin duda esta noticia demuestra que existen personas cuya conciencia no les permite comportarse como animales.

Sin embargo la noticia podría haber sido otra: Un caballo es abandonado en el campo por su dueño y el animal cae a una fosa de tres metros de profundidad, en la que muere de hambre y sed. O esta: Un caballo permanece en un cercado atado de patas y cuello con una soga, sin comer ni beber durante varios días. U otras sobre perros apaleados, o azuzados para que se enzarcen a vida o muerte entre ellos. Por no hablar de gallos de pelea, vaquillas maltratadas en fiestas de verano o toros linchados.

El hombre es el único animal del que se puede esperar la mejor de las acciones y la peor de las vilezas. Hay quien es capaz de hacer lo indecible para salvar la vida de su perro, y quien se la quita o lo abandona a su suerte porque ya no sirve a sus caprichos. Es fácil aprender que en mundo existen animales racionales e irracionales. Sin embargo, a menudo es difícil diferenciarlos.