Llegada esta fecha casi todos echamos la vista atrás sobre el año que termina y nos proponemos nuevos retos para el que comienza. Tengo la sensación de haber vivido un año agridulce. Seguro recordarán los primeros seis meses del año, íbamos por el buen camino, donde se devolvían los esfuerzos que los extremeños habían hecho. Y por otro lado, la segunda mitad del año, en la que lo único que fue rodado fue la investidura de un presidente sin mayoría absoluta. Un Monago responsable cumplió lo que prometió: que gobernara la lista más votada. No todos los políticos tienen esa altura de miras. Miren a nivel nacional lo que está ocurriendo cuando el sectarismo se apodera de parte de la izquierda en lo que lo primordial es que no gobierne el PP.

Que gobierne la lista más votada es lo justo, no para el que gana --que también--, sino para todos los ciudadanos. La estabilidad no puede depender de una aritmética supeditada a los intereses de un conglomerado de perdedores. Eso sí, el que gana debe gobernar. Y ahí es donde mis recuerdos de la segunda mitad del año 2015 me causan intranquilidad y preocupación. Una región paralizada, donde la Junta ya no habla de exportaciones, de internacionalización, de emprendedores, de bajada de impuestos, etcétera.

HEMOS escuchado un mensaje de navidad del Presidente de la Junta en el que no había ni retos, ni propuestas, ni objetivos, y ni siquiera una posición sobre temas fundamentales que afectan a nuestro país. ¿Hacia dónde queremos ir? Por delante tenemos muchos retos, y el primero de ellos es aprobar los Presupuestos Generales de Extremadura para 2016. La aprobación requiere de negociación cuando no se tiene mayoría, y tampoco en ese punto encontramos certidumbre por parte del presidente, quien ahora considera un error negociar con Podemos.

El mayor error ha sido descartar al PP de cualquier negociación, cuando hemos demostrado que por encima de intereses partidistas está Extremadura, y únicamente tiene que analizar nuestras propuestas a los presupuestos para llegar a tal conclusión. Entre otras: no subir los impuestos, aumentar ayudas sociales y a pymes y autónomos, autonomía financiera de los municipios, etc.