Aunque lo parezca no se trata de una fórmula mágica ni un mensaje cifrado ni un balbuceo post vacacional ni una adivinanza ni nada que se le parezca. Lo ha dicho el mismísimo presidente "...en el año catorce..." pues eso, año XIV después de Rajoy . ¿Se van situando? Esta surrealista semana que hoy concluye nos ha regalado titulares a rabiar, con la consecuente marea de reacciones encadenadas que ya provocan asqueo general. Bien, pues como lectora compulsiva de la prensa digital y otros "detritus", me he topado con la realidad virtual de un mundo en descomposición moral; un mundo arrasado por copiosas floraciones de corrupción e insinuación que no de información. Y no sé a ustedes, pero a mí me pasa últimamente que no distingo ya lo real de lo ficticio, la verdad de la mentira, lo importante de lo superfluo... los ectoplasmas de los hombres de carne y hueso.

No alcanzo a entender la velocidad de los acontecimientos y cómo en cada tertulia de radio y televisión, los sesudos analistas de siempre se atreven a pontificar y moralizar sobre todo y sobre todos. Es materialmente imposible que estos supuestos profesionales del "cotilleo político" sean poseedores de un criterio certero al respecto de todo aquello sobre lo que opinan, no me fío de esta práctica porque han adoptado el modelo chabacano del formato que tanto éxito le ha dado a Tele 5 con el programa basura "Sálvame". Ya quisiéramos a estas alturas un debate parecido a los que dirigía José Luis Balbín en La Clave, aquella televisión en blanco y negro que aún con sus limitaciones y trabas ideológicas, al menos no se dedicaba a destruir ética y moralmente a los telespectadores.

Ahora es tarde para reivindicar capacidad de análisis, criterio, profundidad y veracidad. Todo parece tener la profundidad de un charco. Con un Rajoy que comparece parapetado en su torre de marfil sin coger las riendas del asunto más espinoso que tiene entre manos; con una Jefatura del Estado en pleno estado de shock, con un PSOE apolillado, una sangría de parados a la que nadie sabe poner fin, una Banca hambrienta, una prensa más "canalla" si cabe, una calle hirviente ignorada por sus "señorías"... un desastre lo miremos por donde lo miremos. Una hecatombe poliédrica y fantasmal en la que todos, absolutamente todos, tenemos un importante grado de responsabilidad, ya sea por acción u omisión, ya sea por pasotismo o cansancio, lo cierto es que vivimos en un hoyo y se está gestando una especie de "generación topo" dentro de la cual, abunda el topo de nariz estrellada, ese que utiliza un conjunto de tentáculos carnosos que rodean su nariz para detectar objetos comestibles mientras excava.

XESTAx "generación topo" ha dejado enterradas en las catacumbas de la memoria a las más recientes, "X" y "ni-ni" de las que ya ni se susurra en los cuartos más oscuros de la noche. No hay botellón para tanto joven desentrenado en el mundo laboral, no hay ni siquiera ganas de hacer el vago ni de desempeñar el papel de inadaptado, ahora toca vivir en el agujero a oscuras, en el laberinto de túneles negros que perforan nuestra estabilidad y la gran burbuja del estado del bienestar.

En el año XIV después de Rajoy todos topos. Todos a excavar nuestra propia tumba, porque nadie se cree ya la recuperación nacional, suena a chiste de mal gusto la euforia del discurso en los aledaños de un Congreso de los Diputados rodeado de vayas protectoras. El propio presidente ni se lo cree, proyecta en su voz una incredulidad manifiesta, como si Moragas hubiera tirado la toalla y su foco alumbrara hacia otros paraísos menos terrenales.

Moragas el bello, no puede estar de acuerdo con la iconografía elegida por Rajoy para aparecer ante sus barones, es más, ni siquiera sus barones aprueban semejante parodia. Sotto-voce todos piensan que es urgente la presencia en carne viva del presidente si de verdad quiere frenar el pitorreo y la mofa que se hace de sus comparecencias. Su descrédito alcanza cuotas delicadas y solo él puede cortar la hemorragia de votos que pierde el PP por la herida. En el año XIV d.d R todo patas arriba o peor, patas abajo porque correrán "que se las pela" en busca del color dorado en la dolorosa transparencia de las urnas.

Urge la presencia de Rajoy ante el batallón de periodistas hambrientos que a falta de verdades como puños, elucubra y especula, ante la ausencia de testimonios fiables persigue la caricatura de Bárcenas o bien lanza carnaza a la plebe en forma de fotos nada inocuas de Feijóo navegando mar adentro... En el año catorce que diría Rajoy, todos en la inopia, que no es estar en Babia, sino en la miseria, en la privación la penuria la carencia, la estrechez, la desnudez, la fatiga, el apuro y el ahogo. Un año para no querer ser España, ni estar en España, no nos merecemos este trato ni esta galería de políticos que viven al margen, acomodados en la irrealidad de sus agendas. Agendas tipo topo también, diseñadas por asesores o secretarias que huelen a ambientador de despacho, un inmenso error que pagarán caro. Porque en el año XIV d.d. R todavía quedará todo todavía...