Partiendo de que la especie humana es de racionalidad chapucera y todo lo que toca lo jode, el antinatalismo puede ser una buena solución para impedir un futuro tenebroso. Si la especie humana se extinguiera, el mundo se sacudiría de encima el mayor de sus problemas. Leí en un libro una frase que nos define ingeniosa y acertadamente: «El hombre es un piojo para el mundo». Basta ver nuestros logros en dos mil años de historia, pongamos desde después de Cristo: cientos de guerras, división de la tierra en países pobres y ricos, usurpación de recursos a la naturaleza y despilfarro de los mismos, todo ello promovido por la ambición, el racismo, la religiosidad intolerante, el egoísmo, la insolidaridad, el ansia de poder.

A veces uno piensa que en realidad somos parte de un experimento que un ente superior e inteligentísimo está llevando a cabo con el frívolo propósito de divertirse un poco, como si pensara: «Voy a ver que hacen estos presuntuosos hombrecillos con esta esfera de tierra y agua. Les daré una inteligencia superior al resto de los animales y todo lo necesario para que vivan cómodamente y en paz. A ver qué pasa». Pues nada, en pocos años ya nos estábamos dando de tortas para saber quién tenía derecho a mandar sobre los otros y a poseer más que los demás.

Supongo que ese ente sobrenatural, a quien estamos sirviendo de cobayas, habrá llegado a la conclusión de que en realidad somos los animales más necios que existen sobre la faz de la tierra, aunque creamos lo contrario.

Así pues, viendo que esto va de mal a peor, no nos debe sorprender que algunos humanos piensen que no merece la pena seguir trayendo personas al mundo a pasar penurias, y ponen todos los medios para no procrear, e incluso recurren a la esterilización voluntaria. Algo que ha suscitado polémica y ha generado críticas.

Siempre es respetable, aunque no sea compartible, toda decisión humana que no perjudique a terceros. Los parejas antinatalistas tienen el derecho a no procrear y pueden ejercerlo. Muchas quieren procrear, pero su precaria situación laboral y económica les obliga a plantearse si traer un niño al mundo. Otras traen muchos y apenas tienen para alimentar a uno.