Escritor

Un síntoma que el universo no camina con paso sereno, son los apagones. Para los que hemos vivido la posguerra en España, es algo irrelevante. Lo nuestro ha sido estar siempre a oscuras. En aquel tiempo la oscuridad tenía tintes ideológicos. Estábamos a oscuras sobre el proyecto de España como nación, y seguimos estando. Las zonas más oscuras eran precisamente, las que mejores luces tenían. En Badajoz en cuanto el Guadiana se secaba un poco y no saltaba La Pesquera, comenzaban las restricciones, aunque nunca era de fiar y en cualquier momento se marchaba la luz. En el colegio de los maristas, cuando la luz se iba, había en las clases un, ¡oh!, de satisfacción y cuando volvía otra exclamación de signo contrario. Los hermanos que sentían el regocijo en el ambiente, solían cabrearse más de lo cabreados que a diario estaban, y alargaban las estancias y hasta te castigaban con vela incluida, lo que acrecentaba las tenebrosidades del colegio, lleno de recovecos y de meandros en la antigua calle de la Comedia aunque del teatro no quede ni rastro. En definitiva estar a oscuras no sólo era un estado del franquismo, sino que además se estaba a gusto. Lo que Semprun cuenta en sus novelas, para lo único que sirvió fue para que él pudiera escribir esas novelas que me da la impresión que sólo se las lee él y algún miembro de los servicios secretos para aprender a disfrazarse. Visto el personal de Gran Hermano, esto va a peor. Pasa en Gran Hermano como en la vida, que conforme avanza la oscuridad es mayor. Troquelado todos en el troquel de la economía occidental, sólo Aida es el prototipo del sentimiento continuado de la angustia de no ver más allá de tus narices. Y lo mejor siguen siendo los animales. La vaca está genial. El apagón de Italia, es una respuesta al apagón de Berlusconi. Este hombre ha desconectado todo con el fin de sobrevivir a costa de lo que sea. En España hay apagones sólo de vez en cuando, lo que contrasta con la vida oscura que llevamos. El propio Real Madrid también se oscurece de vez en cuando, y sobre todo tras las fiestas de Ronaldo, el último vestigio del renacimiento hortera. En Euskadi también viven a oscuras. Los discursos son decepcionantes, y el de Otegui de Gran Hermano. Dice Vargas Llosa que no nos definimos. Yo sí: les doy la independencia de inmediato. Que se vayan a la mierda cuanto antes.