Esta semana que entra es de las que pueden considerarse clave. Extremadura ha empezado 2016 sin presupuestos y sin prórroga efectiva de los anteriores a la espera de poder llegar a un acuerdo en las próximas semanas. Y eso convierte las conversaciones que deben mantener gobierno y oposición a partir de mañana en una cuestión trascendental, máxime si se tiene en cuenta que el PSOE no goza de mayoría absoluta y requiere del apoyo bien del PP bien de Podemos para poder sacarlos adelante, lo que en un clima nacional como el que estamos lo trastoca todo.

¿El PSOE con Podemos o el PSOE con PP? Nadie lo sabe, pero en el ambiente político regional se hace constar que el mismo dilema tiene el partido a nivel nacional, donde por un lado no se quiere saber nada de la derecha y por el otro nadie quiere acabar en manos de Podemos, partido que está claro viene a robarle sitio al PSOE y fagocitarle si es posible. Sería curioso que Fernández Vara, quien apuesta por un pacto 'a la portuguesa' de unión de todas las fuerzas de izquierda --claro está, siempre y cuando no conlleve consentir la secesión de parte de España--, acabe pactando aquí con el PP. Precedente tiene. Así lo hizo Ibarra en 1995 cuando, cansado de Manuel Cañada e Izquierda Unida, llamó a Barrero y entonces su joven delfín Floriano y cerró un acuerdo presupuestario 'in extremis' demostrando, por un lado, su centralidad y por otro que los de Izquierda Unida de entonces estaban fuera de lo que entendía debía ser la construcción de España y Extremadura.

Vara juega sus cartas. Es evidente el cambio de actitud experimentado, como el caso del doctor Jekyll y mister Hyde. Ha estado 'asesinando', políticamente hablando, a Monago desde que tomó posesión en mayo, devolviéndole su actitud de nulo protagonismo de la legislatura pasada y ahora le llama y le conmina a arreglar el desaguisado existente con las cuentas, diciendo en entrevistas y a quien le pregunta que Podemos puede avenirse a razones, pero que si no está también el PP.

El líder socialista sabe que Podemos no puede quedarse arrinconado. Un acuerdo del PSOE con los populares supondría la entrada en el escenario político regional de un actor de peso, con cinco veces más diputados que la formación morada, lo que podría complicar su posición preferente actual. Sin embargo, un pacto del PSOE con Podemos, con la que está cayendo entre Pablo Iglesias y sus correligionarios, no se sabe muy bien hasta qué punto sería bien recibido ahora por el electorado y la propia militancia.

En medio de todo ello, dos posibilidades: Unas nuevas cuentas que supondrían el arranque de la legislatura y el desarrollo del programa electoral con el que el PSOE concurrió a los comicios o la prórroga definitiva de las anteriores, las de 2015, que hizo Monago en clave expansiva y que, según el Banco de España, dispararon el déficit por planificar en demasía unos ingresos que no llegaron. Menuda decisión.

Las conversaciones están girando ya al más alto nivel y las navidades han servido para parar y pensar en el seno de todos los partidos, incluido Ciudadanos que con un único diputado en Extremadura poco o nada puede hacer más que apoyar o afear unas cuentas moralmente. Sin embargo, lo cierto y real es que cualquier cosa puede pasar y lo que parecía imposible antes del 20-D, que Vara y Monago pudieran unirse para algo en este bendita región, puede suceder, basta con cumplir las líneas rojas impuestas por el PP y que pasan por no subir los impuestos. Todo sea que Podemos entienda que no puede consentir la fusión del bipartidismo en Extremadura y decida darle su apoyo como ya hizo al inicio de la legislatura primero en 'La Corrala' y después en el Parlamento. Veremos.