Nos guste o no, Rocky , Acorralado o Rambo forman parte de la historia del cine. Hasta el cinéfilo más exquisito ha oído hablar de estas películas, o contemplado a Sylvester Stallone , pañuelo en la cabeza, torso desnudo, atravesándose Vietnam sin un rasguño para liberar él solito a todos los prisioneros. Motivo de burla (no siento las piernas) o de admiración, que para todos hay, el actor ha participado en numerosas películas que no podrían llamarse pacifistas. Cobra, Mercenarios, o Juego de asesinos no engañan a nadie, ya desde el título. Ahora, el abanderado de las películas de acción, sección mamporros, apoya al presidente Obama en su lucha para el control de las armas de fuego.

En concreto, Stallone está en contra del uso generalizado de los fusiles de asalto. Opina que está muy bien querer defender tu casa y tu familia (lo dice quien en la pantalla salvaba la patria cada dos por tres) pero que un fusil de asalto es mucha tela. Basta una pistolita de nada contra un ladrón. Lo otro son palabras mayores.

La noticia no informa de lo que piensa Obama de este apoyo. Bastante tiene el pobre con ir de estado en estado tratando de convencer de que se debería necesitar un informe psicológico o revisar los antecedentes penales para la tenencia de armas. Su oposición a los fusiles de asalto es el punto de fricción entre los miembros de su propio partido. Menos mal que le apoya Stallone. O no. Quién sabe. Si Rambo y Cobra han recapacitado, por qué no puede hacerlo el resto de los mortales. Yo tengo mis dudas. Una bala en la cabeza es el título de la última película del actor. Para reír o llorar. Juzguen ustedes.