TAtznar recuerda al histórico personaje de Balarrasa, que llevara al cine Fernando Fernán Gómez en su etapa en la que lo menos que nos podíamos pensar de él que era rojo. Balarrasa cuenta la historia de un teniente de la Legión, que terminada la guerra no paraba de ir de putas, en una vida loca y disparatada, rodeado de furcias y de niñas de la sociedad madrileña que hacían ya el botellón por lo fino. Pero mira por donde, lo llama Dios a las más grandes empresas y se alista en la División Azul, de donde vuelve cristiano en una época que la mies era mucha y donde hoy ya está Rajoy, aunque le falten huevos para que viéramos un debate televisivo con Zapatero.

Hoy, Balarrasa, en su peor etapa, es Aznar, que no responde a ningún lema de campaña, porque si él dijera que conmigo avanzaríamos todos, ya sabemos adonde nos llevaría el sujeto. Pero es que este Balarrasa posmoderno ha perdido la chola en unos términos casi apátridas, donde llega a decir que Carod fue a ver a ETA para decirle que si iban a matar a Jiménez Becerril, también podían matar a Asun, que es su esposa. Y todo eso con la mayor naturalidad, casi con la misma que ETA descerraja el tiro, porque con ese aire de falangista valeroso, sólo se puede ser un asesino en potencia, o un tipo que promueve la violencia nacionalista, desde el peor nacionalismo. Y hasta dónde estará llegando, que ni pide el voto para el solanáceo Rajoy.

Y éste ha sido el hombre que nos ha gobernado a base de chulería, sin el menor atisbo de grandeza, que ésa es su cruz. Lo malo, dentro de lo peor, sería que terminara como acaba Balarrasa, cantando misa y pidiendo perdón por lo muchos pecados cometidos. Eso sería para nota.

*Escritor