WCw on el acceso de España a la final tras derrotar por un punto a Argentina (75-74), el Mundial de baloncesto vivió ayer el triunfo de una generación de jugadores, los júniors de oro, que culminan así una carrera prometedora iniciada con su victoria frente a EEUU en el campeonato del mundo júnior de 1999 en Lisboa. Nunca España había logrado estar en la final de un Mundial, por lo que la hazaña es de aquellas que pueden calificarse de históricas. El precedente más parecido hay que buscarlo 26 años atrás, cuando la selección obtuvo la medalla de plata en los JJOO de Los Angeles frente al dream team estadounidense de Jordan y compañía. Aquel fue el triunfo de otra generación, la de Epi, como ahora ha sido la explosión de Gasol, Navarro, Calderón y Reyes. Estos júniors de oro se hicieron mayores con la medalla de bronce en el Europeo del 2001 y con la de plata en el del 2003 hasta llegar a la cima de ayer en que, en un partido tenso y muy trabajado, derrotaron a Argentina, actual campeón olímpico y subcampeón mundial. Esta carrera de éxitos se debe a una buena política deportiva de la federación, a un excelente trabajo de cantera, pero también a una circunstancia excepcional, como es la aparición de grandes baloncestistas en la misma generación. Este es un hecho que se da pocas veces y el mérito ha sido aprovecharlo. También contribuye al triunfo la excelente química que vivifica al equipo y la rotación de los protagonistas. Si frente a Lituania arrasaron Gasol o Navarro, ayer los destacados fueron Garbajosa o Sergio Rodríguez. Ahora espera la final frente a Grecia. Pero lo importante ya está hecho.