El Festival de Teatro de Mérida, cuya directora es Blanca Portillo , ha establecido unas condiciones para fotógrafos, camarógrafos y periodistas difíciles de entender, por cuanto limitan el acceso a las obras y determinan en qué momento se puede entrevistar a los actores. La consecuencia de estas medidas las sufrirá el propio festival y su proyección social.