Enhorabuena a Mujercitas por dirigirse a sí misma». El humorista Trevor Noah ironizó así sobre las seis nominaciones a los Oscar del filme, entre ellos mejor película, guión adaptado y mejor actriz principal y secundaria, pero que no incluían a Greta Gerwig como mejor directora.

The New York Times y The Mary Sue han denunciado cómo los premios de Hollywood, más que un reconocimiento a las mejores películas del año, perpetúan un canon que entroniza las historias creadas y protagonizadas por hombres blancos. Ambos medios apuntan que en muchas de las nominadas a mejor película las mujeres ocupan roles testimoniales. Algunas, como Joker, The Irishman o 1917, exploran distintas facetas de la violencia masculina. No así la femenina: Hustlers, sobre trabajadoras sexuales que se pasan al mundo del crimen, no ha recibido tanto reconocimiento como The Irishman, sobre la mafia, a pesar de la interpretación de Jennifer Lopez o la dirección de Lorena Scafaria. Kathryn Bigelow, la única directora con Oscar de las cinco nominadas en 92 años, lo fue por una película bélica, En tierra hostil.

De las 20 nominaciones de las categorías de mejor actriz y actor, tanto principal como secundario, tan solo hay una persona racializada, la afroamericana Cynthia Erivo, por su interpretación de una esclava en Harriet. No hay ningún nominado trans o con discapacidad. A pesar de ser el año de películas protagonizadas y dirigidas por mujeres, como The Farewell, Mujercitas y Hustlers, ninguna mujer ha sido nominada como mejor directora. La segunda parte de la exitosa Frozen tampoco está en la categoría de mejor película de animación.

Como concluyen en The Mary Sue, el reconocimiento año tras año de historias, personajes y creadores similares es vago y repetitivo. Sobre todo porque, como indica el crítico Kyle Buchanan, los Oscar influyen en qué películas se rodarán: aquellas historias que más se parecen a las premiadas serán las que más probabilidades tendrán de financiarse. De momento, son masculinas y blancas.

* Periodista