Cojo el coche para ir a trabajar alrededor de las 07:15 de la mañana. Es mi único medio de transporte. Al introducirme en el tráfico de coches que circulan por la ciudad, me entra el estrés matutino. Unos pitan a otros, los otros contestan con pitidos a los unos, los unos insultan a los otros y los otros responden a los unos. Dominan los cortes de manga, las pedorretas, los ´deditos´ erectos. En fin, un desastre.

Es una aventura el cambiar obligatoriamente de carril. Te aseguras un bocinazo y algún "piropo". Son las mujeres las mas atacadas por estos agresivos conductores. "Burra, vete a fregar", son algunas de las lindezas que se pueden escuchar. Las mujeres, por regla general, son más pacíficas y sensatas que los hombres y, por supuesto, no bajan de sus coches a coger al otro del cuello a través de la ventanilla; situación que alguna vez la he visto entre "machitos". Es un verdadero y muy excepcional placer el que alguien te deje pasar, que te vea esperando para integrarte a una calle y te permita ponerte delante. En agradecimiento, le saludas y él te responde con otro saludo. Es extraño el profundo placer que sientes ante un gesto de este tipo; y aún es mayor, cuando eres tú quien lo dejas pasar y el otro conductor te lo agradece con un saludo y una sonrisa. Es muy satisfactorio y gratificante. Empiezas la jornada laboral con otro talante. De forma más optimista. Probadlo, por favor. En definitiva, y por culpa de todos, llegamos ya al trabajo atacados, con un plus de estrés que nos hubiéramos podido evitar con un poco de amabilidad matutina. Buenos días y, por favor, desestresémonos e intentemos ser felices.

Víctor Mengual **

Badajoz