TLtos datos empiezan a ser preocupantes. Todo el sector del cava está sintiendo el efecto boicot . Y no sólo ese sector. Muchos ciudadanos de toda España disponen ya de listas de productos alternativos a los catalanes. Incluso algún comercio se las ofrece a sus compradores. En Cataluña, algunos están proponiendo lo mismo, pero al revés. Un enorme disparate.

Una empresa líder en el mundo, como Freixenet, española y catalana, catalana y española, como ha dicho siempre su presidente José Luis Bonet , ha demostrado con datos algo que ya vienen notando desde el año pasado, tras las afirmaciones de Carod Rovira sobre la candidatura olímpica de Madrid. Las pérdidas pueden ser muy elevadas. Pero no habla sólo de daños económicos, sino también morales, y de las repercusiones en la convivencia que estas decisiones pueden tener. Se pueden perder muchos puestos de trabajo de personas que nada tienen que ver con la pelea entre políticos y vamos a hacer mucho daño a la imagen de Cataluña y de España. Es injusto y doloroso que eso suceda. Es cierto que los empresarios catalanes deben transmitir ese mensaje a sus políticos, y que ya hay algunos que lo están haciendo. Con escaso éxito, eso sí tras la declaración de Bonet, el consejero catalán de Comercio, Turismo y Consumo, Josep Huguet , en lugar de llamar a la concordia, incluso de analizar qué han tenido ellos que ver con esa creciente respuesta ciudadana, dijo que el boicot era obra de "una minoría fanática", y que en la práctica, tal hecho "sólo es favorable a los intereses de los grandes grupos empresariales radicados mayoritariamente en Madrid". Son ganas de engañar y echar más leña al fuego. ¿Se pueden hacer peor? Se puede. El consejero de Economía, Antoni Castells , asegura que el boicot es sólo cosa del PP. En el otro lado hay también quienes están promoviendo ese boicot que a quien hace daño es a los trabajadores y a los empresarios. O ponemos cordura y sentido común, por ambas partes, o el boicot aumentará las distancias entre Cataluña y el resto de España, y pondrá barreras y fronteras donde la mayoría queremos unidad y camino en común. Lo tengo claro. Estas Navidades no voy a mirar el origen de ningún producto que consuma. Hagamos país. Y Cataluña es, también, una parte muy importante de la España que debemos empujar. A quienes hay que aislar es a los que quieren enfrentarnos y dividirnos.

*Periodista