Caos político, miedo económico, desafíos constitucionales y sin plan a la vista para encauzar el imprevisible futuro. Ese es el retrato del Reino Unido diez después del triunfo del ‘brexit’. Unpaís desestabilizado, camino de una probable recesión, conEscocia nuevamente tentada por la secesión y sin saber cuál será su papel en la escena internacional.

El slogan del 'Leave' -'Take back control' ('Retomemos el control)-, resulta ahora amargamente risible. Desde que el primer ministroanunció su dimisión y el Gobierno quedó en suspenso hasta el otoño, los dos principales partidos han convertido la búsqueda de líder en un repugnante ajuste de cuentas. Las intrigas y revanchas se suceden en Westminster, convertido en 'House of Cards'. El Tesoro ha renunciado a conseguir un superávit para el 2020 por la incertidumbre del resultado del referéndum. La Unión Europa pide iniciar el proceso de salida sin dilación, pero del lado británico no hay persona con autoridad para ponerse al frente de tandelicado divorcio. Nadie sabe realmente por dónde empezar a poner orden.

“¿Y ahora qué? ”, se siguen preguntando los británicos, atónitos por el nivel de desbarajuste. El ministro de Asuntos Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, también se hace, furioso, la misma pregunta. “No se puede entrever a nadie en las Islas Británicas con un plan. Mucha gente está claramente confundida sobre las consecuencias del voto. En el Partido Conservador reina ladesorientación y en el Partido Laborista no pinta mucho mejor”, ha declarado al semanario 'Spiegel'. “Necesitamos un plan como país para salir de todo esto, respetando al mismo tiempo la decisión de los británicos”, afirma el ministro de Finanzas, George Osborne, completamente descolocado.

VÍCTIMAS POLÍTICAS

El ‘brexit’ ya se ha cobrado varias víctimas políticas. La primeraDavid Cameron, un euroescéptico, convertido en creyente de la causa europea. “Una negociación con la Unión Europea necesita comenzar con un nuevo primer ministro” declaró a la nación, aun sobrecogida por un resultado totalmente inesperado.

Hacía poco más de un año, que frente a esa misma puerta del 10 de Downing Street, desde la que Cameron anunciaba su marcha, el primer ministro había celebrado jubiloso la mayoría absoluta en las urnas. Convocar el referéndum fue, “el peor error que ha cometido un primer ministro desde que Anthony Eden creyó que podría salir victorioso invadiendo Egipto en 1956, para recapturar el Canal Suez”, sentencia el reconocido periodista Jeremy Paxman. “Desgraciadamente será recordado como el primer ministro que nos sacó de la UE”, lamenta Kenneth Clark, el exministro deFinanzas y uno de los pocos proeuropeos en el campo 'Tory'.

LUCHAS INTESTINAS ENTRE 'TORIES'

Con la carrera por la sucesión abierta, comenzó la cacería. La elección de líder se transformó en la más encarnizada disputa por el poder en el Partido Conservador desde la marcha forzada de Margaret Thatcher. El ministro de Justicia, Michael Gove,amigo personal de Cameron, padrino de su primer hijo, había liderado la campaña del ‘brexit’, empleando especial ferocidad contra él. Si Cameron se sintió dolido y traicionado por Gove, no sería el único. Boris Johnson, el gran vencedor delreferéndum, en la cima de su popularidad, tampoco vio venir la puñalada por la espalda de quien había sido compañero del ‘brexit’ y director de la campaña.

Boris Johnson, el favorito a suceder a Cameron, saliódespedido de la carrera por el liderazgo antes incluso de haber entrado en ella. Gove le ‘asesino’ políticamente, en una maniobra brutal, que avergüenza a sus colegas. “Creo que nos haría un favor a todos si renuncia ahora para acelerar el proceso, porque creo que una de las primeras prioridades para liderar del partido, y desde luego para un primer ministro, es tener la confianza de tus colegas”, declaró Clark.

"BOLSA DE ROPA SUCIA" DE GOVE

"En la bolsa de la ropa sucia de los 'Tory', la de Michael Gove es la más sucia de todas", afirma la columnista Marina Hyde. Después de todo, quizá el país deba agradecer a Gove haberle librado de Boris Johnson. La ira desatada por su actuación favorece a su principal rival, Theresa May. La política “no es un juego”, afirmó en la presentación de su candidatura la ministra del Interior, para añadir: “Es una tarea seria con consecuencias reales en la vida de la gente”. May es una mente fría, un par de manos seguras, en un momento en el que en Westminster lo que sobra es testosterona.

En el Partido Laborista, el drama tras el ‘brexit’ se ha ido degradando en una farsa grotesca. Jeremy Corbyn se niega a dimitir, a pesar de que el 75% de sus diputados le han retirado en votación su confianza. Muchos temen que el partido camine hacia su fin. “No creo que Jeremy se vaya a ir voluntariamente”, confiesa un diputado laborista. “La tozudez forma parte de su ADN. Puede terminar destruyendo el partido”, añade.

El resultado de la consulta ha sido un desafío a la autoridad del Parlamento. Todos los partidos políticos habían pedido el voto por la permanecía, aunque los conservadores estuvieran divididos. A juicio del periodista Jeremy Paxman, “el referéndum revela el abismo entre los líderes de los principales partidos y los votantes” porque -añade- “los líderes políticos de cualquier gran partido tienen ahora más en común entre sí que con los soldados de a pie”.

¿SERÁ TONY BLAIR EL NEGOCIADOR?

“¿Hay ahí políticos a la espera, competentes para negociar lo que han prometido?”, se pregunta el dramaturgo David Hare. El país se encamina a ciegas hacia la salida de la Unión Europea, en contra de los deseos del 48% del país, la mayoría de ellos jóvenes. ¿Podría serTony Blair quien negociara la salida? Hasta hace diez días una sugerencia así parecería completamente ridícula. Ahora, nada es descartable. En un artículo el viernes, Blair alertó de “la enorme complejidad de las negociaciones futuras” y la necesidad de alguien, “con capacidad de estadista” las lleve a cabo. Parecía estar ofreciéndose para el puesto desde las páginas del 'Daily Telegraph' . Y a negociador, pocos le ganan.