No sé vosotras y vosotros, pero yo ya estoy pensando en la lista de los Reyes Magos, ¿qué ha pedido mi sobrina? -le pregunto a mi hermana-, el pequeño quizá este año no se entere nada… el asunto es que ya estamos todas y todos revueltos con las fechas, cómo nos iremos organizando los días de Navidad, los whatsapps de las amigas… ¿este año hacemos amigo invisible? ¡¡¡La lotería que no se olvide!!! Las ausencias se hacen poderosas, pero una o uno siempre intenta poner una sonrisa para que estos días que vienen sean agradables, familiares, de convivencia, prevalece por encima de todo una actitud de buenos deseos, como los que siempre se enviaban en las postales de Navidad; aún recuerdo de niña comprar los paquetes y los sellos por estas fechas. Un bolígrafo nuevo para hacerlo porque no había posibilidad de error, ni de repetición, escribir cada una de ellas se convertía en una labor artesanal muy cuidada. Ahora pienso que además era hermosísima, solo se enviaban buenos deseos para estas fechas y buenos propósitos para el año que vendría. Inocencia, candidez es lo que se presupone ante esta actitud o comportamiento de una niña o de un niño, ¿verdad?, ¿por qué no valentía?

Estos días en la prensa nacional han sido dos niñas las verdaderas protagonistas de la actualidad: Greta Thunberg y Elsa Ramos. Dos niñas cuyo protagonismo y fenómeno viral lo han conseguido persiguiendo buenos deseos, buenos propósitos, reivindicando felicidad, intentando lograr un mundo mejor que no vaya destinado a su destrucción, voces que representan libertad, pero por encima de todo: futuro, su futuro.

¿Alguien puede cuestionar esa actitud? Dudo que se pueda reprobar que pidan a quienes tienen su futuro en sus manos medidas para no acabar con el planeta o como en el caso de Elsa «leyes para que nadie nos arrebata la felicidad».

Siento verdadero horror cuando veo a adultos cuestionar, criticar, sí, ensuciar las palabras y los buenos deseos de lo que son, niñas valientes que aspiran a una mejor vida.

Creo que deberíamos reflexionar un poco, aún si cabe más en estas fechas que se acercan, y fomentar los buenos deseos. Trabajar por mejorar, lejos de ser una actitud autocomplaciente, frívola y naif puede ser la mayor de las reivindicaciones y también, la que supone un mayor esfuerzo.

*Filóloga y diputada del PSOE.