Psicoanalista

Con precisión de ave migratoria vuelven a construir su nido los buenos propósitos en la estación electoral. Se retoma la idea de abastecer con expendedores de preservativos los lugares donde los jóvenes se reúnen, institutos de secundaria incluidos. Quizá se trate sólo de una buena idea, susceptible de desvanecerse. Pero eso no importa.

Tampoco parece interesar la escalada en los contagios de hepatitis C, el acceso de las relaciones heterosexuales al segundo lugar en el ranking de causas de transmisión del sida o el aumento exponencial de embarazos en la adolescencia. Lo que cuenta, en el alero de las instituciones, son los nidos tejidos con promesas e intenciones. Nidos vacíos, como destinados a especies en vías de extinción.