La discusión sobre el proyecto del Plan General Municipal está colocando a los grupos políticos del Ayuntamiento de Cáceres en una situación comprometida. Se trata de un documento que lleva pendiente desde el año 2003, que ha pasado por tantas vicisitudes administrativas, idas y venidas de la Junta, recortes, ampliaciones, negociaciones... que ese largo trayecto bien podría tomarse como la metáfora que mejor explicaría la incapacidad de los responsables políticos locales para tomar una decisión que aclare por fin el diseño de la ciudad futura.

Si alcanzar un acuerdo entre administraciones sobre tal diseño fue imposible cuando ayuntamiento y Junta estaban gobernados por mayorías absolutas, aunque con distinto color político, solo un milagro haría posible que el Plan de Urbanismo saliera adelante cuando lo tiene que aprobar un gobierno en minoría, con un socio externo que juega con la posibilidad de romper o no esa sociedad y con un socio interno que hace de su único voto un fortín inexpugnable y que en ocasiones tiene un comportamiento político más propio del que animaba a Sansón en el templo de los filisteos que el de hacer posible la gobernabilidad a la que se ha comprometido desde el momento en que aceptó integrarse en el gobierno municipal.

Así las cosas, las últimas discusiones entre Heras, Pavón y Vela sobre el proyecto del Plan de Urbanismo conducen a una conclusión desalentadora: no son capaces de ponerse de acuerdo sobre lo que puede ser considerado el asunto más importante al que se enfrentan en esta legislatura. En este sentido concreto, y si nadie lo remedia y salva el PGM, ya es una legislatura fallida.

¿Cómo remediarlo? Lo conveniente sería, como afirma el PP, que la solución viniera del seno de los tres partidos que toman decisiones en el Gobierno, porque para eso han asumido esa responsabilidad. Pero, ¿alguien lo espera? ¿Alguien confía, a tenor de los antecedentes, que de los concejales del PSOE, IU y Foro Ciudadano vaya a surgir un documento conjunto que desbloquee el plan urbano, aun conociendo que de esa aprobación depende en parte el desarrollo de Cáceres? La respuesta a esa posibilidad la ha dado el concejal Vela, que al estar dispuesto a prestar su voto al PP para desbloquear el plan está certificando el fracaso de la mayoría gobernante por mucho que lo maquille diciendo que su ´infidelidad´ no rompería el acuerdo con los socialistas. Además, su propuesta de cesión de voto no es ninguna solución al bloqueo, porque resultaría inaudito que la oposición aprobara un proyecto de la envergadura del PGM para que lo gestionara el Gobierno que, aunque estuviera de acuerdo con él, tendría que rechazarlo por el hecho de que no habría formado parte de la negociación para votarlo. Y se trata de aprobarlo y desarrollarlo, no de salvar un trámite. En este sentido, más coherente sería que Vela ofreciera al PP, antes que ese voto concreto, el que permitiera a Castellano ganar una moción de censura. Si así lo hiciera, seguro que a los dirigentes populares, Vela volvería a parecerle una persona fiable.

La segunda posibilidad es la de lograr un acuerdo PSOE-PP, pero cabe la misma pregunta: ¿alguien lo espera? Hace unas semanas sí surgió esa esperanza, hubo un atisbo de que en el seno del PP se habían preguntado si contribuir a solucionar algunos de los grandes asuntos pendientes de Cáceres podía reportarle réditos políticos, pero a la vista del resultado la respuesta a esa pregunta ha sido ´no´, mientras está por ver el sentido la propuesta que ayer anunciaron sus responsables para desbloquear este asunto. Ahora mismo, ¿qué le queda al Gobierno municipal? Lo ha dicho Heras: gestionar lo diario, ir aprobando proyectos concretos... Administrar lo doméstico, lo menudo. Nada de levantar la vista y hacer planes. ¿Es lo que Cáceres merece y necesita?