El real decreto 2/2011 para la recapitalización de las entidades financieras españolas ha servido para diferenciar las cajas de ahorro. Un grupo de ellas, saneadas y solventes, no tienen por qué preocuparse por su futuro, más allá de lo necesario por el dificilísimo entorno en el que vivimos. En el otro extremo hay un grupo que sabe que el FROB, o sea, la nacionalización, es su única solución. Y entre medio las hay que intentan captar capital privado. Una de las entidades destacadas es CaixaBank. Su estrategia consiste en crecer y en la actualidad se encuentra inmersa en la primera ampliación de capital mediante la colocación de bonos convertibles en acciones. Pero el resto de colocaciones tienen un toque casi dramático. En las próximas semanas, veremos qué gestores son capaces de defender el patrimonio fundacional de sus entidades y cuáles lo entregan a cualquier precio para evitar la nacionalización y, a la vez, defender sus cargos. Bankia es la entidad que lo tiene más fácil, al ser lo suficientemente grande como para que sus problemas sean los nuestros. Mapfre y Canal de Isabel II ya han insinuado que participarán en su salida a bolsa, pero debe convencer a muchas más entidades. En cualquier caso, será la piedra de toque para el resto de colocaciones (Banca Cívica, Mare Nostrum y el nuevo proyecto de Caja Extremadura, CajAstur y Caja Cantabria), al igual que para las cajas que buscan inversores. Nos guste o no, estas colocaciones van a marcar la estabilidad de nuestro sistema financiero y de la deuda española en los próximos meses. Veremos qué tal nos va a todos.