XLxa constitución en el Ayuntamiento de Cáceres de una comisión que iniciara los trabajos para preparar la candidatura a la elección de capital europea de la cultura en el 2016 pudo ser el primer hito en el camino de instaurar la promoción, difusión y creación de la cultura como uno de los principales valores que nuestra ciudad ofreciese a los cacereños y visitantes. No ha sido así.

Creíamos, vana ilusión, que desterraríamos la cultura concebida como mero espectáculo y no como creación plural y ciudadana; pensamos, vana ilusión, que el equipo de gobierno alentaría la constitución de grupos de trabajo, que se pondrían en marcha iniciativas ciudadanas respaldadas por el consistorio, que se llamaría a todos, a cada uno de los colectivos, a cada barrio, a cada hombre y mujer a participar, a ser actor y parte, y no un mero consumidor de un producto prefabricado cuyo único esquema de movimiento son las ondas mediáticas. No ha sido así.

Pretendemos ser capital cultural europea, pero, ¿cuáles son nuestros bagajes actuales? La política ficción que viene impulsando José María Saponi se contenta con hacer declaraciones a la prensa y pedir pronunciamientos a las instituciones, pero, ¿basta con eso? ¿Son actuaciones ilusionantes para una Europa que ha declarado a la cultura como derecho universal? Conviene, para despejar dudas y abrir posibles caminos de salida, hacer un balance de lo hecho hasta ahora:

El presupuesto municipal que se destina a la promoción de la cultura no supone ni el 0,5% de los gastos, al tiempo que el 90% de lo que se consigna en las partidas se gasta en promocionar espectáculos donde a los cacereños sólo nos cabe ver y aplaudir: bajo esta lógica, colectivos como el Ateneo de Cáceres, los grupos musicales de la ciudad o las propias asociaciones culturales, ven como día a día se les cierra toda posible financiación y se les aboca al estrangulamiento económico o la desesperación. Cierto que contribuir a la consolidación de espacios plurales y participativos como el Ateneo de nuestra ciudad no aseguran portadas en los medios todos los días, que ese tejer cultural cotidiano y pausado no puede estar cada hora y cada minuto presente en una información que por definición es inmediata y quiere siempre originalidad, a quienes promueven la discusión histórica, literaria, poética, filosófica; a los centenares de hombres y mujeres que se reúnen de lunes a sábado para hablar, simplemente para hablar y al mismo tiempo crear cultura, les pasa como al Sol de Miguel de Unamuno, que por salir siempre se lo condena a no ser noticia, cuando la noticia sería lo extraordinario de que siempre salga.

No es noticia en Cáceres que todos los días haya alguien que quiere hacer cultura, no es noticia para nuestra corporación, no hay interés en esa cultura tan poco controlada por los poderes de turno, tampoco interesa promocionar las casas de cultura, ampliar las bibliotecas de barrio, extender a cada rincón la participación en el diseño de una cultura cuyo fin último sea la formación del ser humano. Porque para el alcalde de la ciudad el fin último es lograr votos y desde hace años viene apostando por la política de hormigón y espectacularidad, también en lo cultural, que no se cimienta en el hombre.

Vanales ilusiones, incluso ilusión pura y llana, la ilusión que practica el mago ante el escenario y que consiste en engañar al público: aún recuerdo la primera reunión de la comisión preparatoria de la candidatura a capital europea donde se decía que había que crear una comisión ciudadana integrada por todos los colectivos, que habría grupos de trabajo, que habría promoción de la cultura, que habría, que habría... Conejos de chistera para ilusión de los cacereños.

*Portavoz municipal de IU