GRANDES CIUDADES

La luz del sol en otoño

María Francisca Ruano // Cáceres

Madrid, París, Lisboa, Berlín... reciben ahora la luz del sol en sus ventanas, altas o bajas. Esta luz alumbra y enciende, ilumina, rasga, abre, empuja y alienta a sus ciudadanos europeos meciéndoles en nuevas melancolías, incitando a ir a más y mejor en casi todo. En las grandes ciudades, sobre todo, se entornan sus ojos en los rostros de infinitos tonos de piel y color, idiomas múltiples, sin obstruir, sin cegar, sin amedrentar. Cosmopolitas puertas, puentes, ríos, estaciones de aviones y ferrocarriles, destinos soñados o realizados. Suertes dispares. Fortunas grandes, como los infortunios.

Llanto seco, lágrimas de humedales. La dorada amarillez, tal luminosidad es farol y faro, fulgor y fogosidad de las fuerzas de fuego.

EN VENEZUELA

Sigue el ‘sangre por petróleo’

Martín Sagrera Capdevila // Madrid

Sigue el ‘sangre por petróleo’. Llenan los titulares la muerte del concejal opositor a Maduro, torturado y arrojado por una ventana en Venezuela, así como el descuartizamiento del político opositor de Arabia Saudí descuartizado en su consulado en Ankara.

Del crimen del concejal opositor, Fernando Albán, el rechazo --aunque en gran parte hipócrita-- es casi mundial. Pero en España destaca el silencio de Podemos (es decir, el de Iglesias) y el del PSOE, que ni obliga a condenarlo a Zapatero, el insensato defensor de Maduro, al que hace poco defendió contra quien justamente le acusaba por apoyarlo. Del descuartizamiento del político de Arabia Saudí, Khashoggi, hay incluso en EEUU un práctico y masivo boicot de protesta en los medios políticos, económicos y de comunicación; excepto el impresentable Trump, que objeta que los saudíes están gastando «110.000 millones de dólares en equipamiento militar». Es decir, como Sánchez y Rajoy, pero por un importe sesenta (60) veces menor que Trump. Todos ellos perpetúan así también la más sangrienta, injusta y desastrosa crisis moral, económica y hasta ecológica.

MANIFESTACIONES

Hasta en la sopa

F. Gomis Mas // Barcelona

Uno de los carteles más celebrados en la manifestación antindependentista del 12-O en Barcelona reproducía el dibujo de un humorista, en el que, ante una sopa con los colores de la bandera de los secesionistas un cliente exclama desesperado: «¡En la sopa no, por favor!». Según se ha comentado, tras cinco lustros de masiva propaganda del Gubern, hasta Mao se habría hecho capitalista, mientras que la mayoría de los catalanes hemos conseguido hasta ahora resistirla.