EL TERRORISMO

La alcaldesa malasangre

Ángel Iglesias Mora

Cáceres

Hay que tener una sangre envenenada, mucho odio, rencor e inquina para manifestar públicamente que ETA y el terrorismo islámico son movimientos políticos. Con las mochilas ensangrentadas que cargan esos "movimientos", atestadas de muertos, mutilados, tullidos y amputados. Amén de familias destrozadas, dinamitadas, rotas y enterradas en vida, llega la autoridad municipal madrileña y se despacha sin el menor rubor, tildándolos prácticamente, de partidos políticos. A este que escribe, no le sorprende en absoluto la postura de la jubilada, los integrantes de estas bandas políticas, sea cual sea su color, son gentes sin alma. No siente ni padecen. Siempre se han servido de las víctimas y su dolo, para sacar réditos electorales.

Como olvidar a los caídos en los comienzos del genocidio etarra, que eran sacados por la puerta de atrás y a escondidas, como si hubiesen tenido la culpa de caer reventados por la bomba lapa o el tiro en la nuca. Hasta los malditos curas se negaban a recibirlos en los templos para el rito a que hubiera lugar. Si bien, en un país de golfos, sublimes puteros, corruptos, trincones, prevaricadores y grandes demagogos, que salga la diabólica regidora afirmando semejante infamia, es lo habitual. En absoluto me coge de sorpresa. Lo raro sería, una muestra de solidaridad con las víctimas...

Sí, lo sé, de sobra sé que para nada os importa, pero os lo diré a pesar de ello: tenéis mi más extremo y radical desprecio. Todos, azules, rojos, verdes, morados, naranjas y rosas.

LIMITACION DE MANDATO

Evo Morales y la democracia

Felipe Seara Navarro

Zaragoza

Con los errores propios de los grandes cambios, el pueblo boliviano creyó que era beneficiosa la presidencia de Evo Morales, y lo reeligió. Pero, más amigos aún de la democracia, acaba de rechazar que reforme la constitución para aspirar a un tercio mandato. Por mi parte, espero que en España, como pide Ciudadanos, se instaure pronto, como en muchos países, la prohibición de ese tercer mandato. Es una clara, sencilla y eficaz barrera para prevenir una de las peores corrupciones de la democracia, como ocurrió aquí con Felipe González. También nos sería muy útil extender esa limitación de mandatos a los presidentes autonómicos, según aconsejan muchas, graves y recientes experiencias.