CURA DETENIDO

No tiene que ver el status social

Jaume Ruiz Castro

Cáceres

No voy a entrar en debate sobre la situación de Juan Carlos M.T., porque la cosa está en secreto de sumario (por lo tanto no puedo dar una opinión oficial si no ha salido a la luz lo que ha pasado) y el periódico del pasado 9 de abril especuló sobre determinada tendencia de esta persona y al parecer, sin verificar los lugares. También tengo que decir que la iglesia de una residencia geriatrica no tiene categoría de parroquia sino de capellanía y el sacerdote que está a su cargo es capellán de la residencia y no párroco como ustedes apuntaban. El caso es que cualquier persona sea conserje, sea político, sea abogado, sea médico, sea maestro... que presuntamente haya realizado el mismo delito que este sacerdote apenas ocupa dos líneas la noticia y aquí se ha llenado tres días de publicación.

Por lo tanto, el desvío de orientación sexual de la persona independientemente de donde proceda no tiene nada que ver con su profesión y cuando se abra el sumario se tendrá que tratar por lo que es y no por la actividad que ejerce hasta el momento de la detención.

Siempre he estado a favor que se de la noticia en su punto y no transfomarla en una clase de metahistoria que es toda una especulación.

HACIENDA

Rendir cuentas al fisco

Pedro Serrano

Valladolid

Tiene guasa que, como ciudadano corriente y sufriente, ande yo por estas fechas con escrúpulos fiscales, preocupado por si se me olvidara alguna cosita menor que incluir en la declaración de la renta, mientras que unos cuantos vivales, con carretadas de pasta sin declarar, se pasean por nuestro maltrecho suelo patrio disfrazados de honestos y sin ningún pesar en su conciencia. ¿Cuánto desprecio estaremos dispuestos a soportar de esa élite indecente y egoísta que solo tiene como patria querida y verdadera a su paraíso fiscal?¿Cuántas tragaderas hay que tener para aguantar tanta ofensa infringida a una sociedad que sobrevive en un mar de dificultades, mientras dicha élite desleal se ríe de la la ley y el deber? Pero, para mayor desgracia, lo más lacerante, si cabe, es la inacción --y a veces implicación-- de los gobernantes que consienten, de forma vergonzante, estas prácticas fraudulentas. De modo que, como ciudadanos responsables, exijamos a nuestros representantes más voluntad política para que, nuestros inefables evasores, rindan cuentas al fisco. Y, luego, para librarnos de semejante calaña, no estaría mal confinar a cada uno de ellos en su particular paraíso fiscal y declararlos para siempre "personas no gratas".