LOS MARATONES

Madrileños detenidos y secuestrados

Diego Mas Mas

Madrid

Creí con ingenuidad que Camena iba a poner coto al diluvio de maratones abusivos de Madrid, pero ha sido todo lo contrario. No ha bastado que la prensa haya mostrado que su abundancia se debe a que son un gran negocio para unos pocos, ni que la ciencia haya demostrado que, como todo ejercicio violento, deja muchas secuelas y acorta la vida de sus seguidores, a veces en plena carrera, por lo que sus patrocinadores --recordemos a los que hace poco defendían el tabaco-- son culpables de grave publicidad engañosa. Pero hay más, mucho más. Los 33.000 maratonianos de 24 de abril han perjudicado, y a veces gravemente, haciéndoles perder a algunos incluso urgencias médicas, citas de negocios o familia, trenes, aviones. Porque, las cosas claras, centenares de miles de ciudadanos de los tres millones de esta ciudad han sido detenidos y secuestrados durante un tiempo que puede haber sido decisivo para esos temas, lo que pudiera haberse evitado si las carreras se celebraran en la Casa de Campo o en ciertas calles anchas con alternativas. Pero esos retorcidos recorridos, precisamente porque afectan a muchos ciudadanos ajenos a él, parece que sirven a los patrocinadores para hacer más importante y proficua su carrera y a no pocos corredores les satisface pisotear así --literalmente-- el derecho de paso que concede a todos nuestra Constitución, presumiendo de que "la calle es mía", por dar ejemplo de conducta sana, siendo así que ya sabemos que el correr --que no el andar-- es muy dañino.

HACIENDA

Escaqueo contributivo

Alejandro Prieto Orviz

Gijón

Iniciado el periodo establecido para realizar la declaración de la renta, la ciudadanía es receptora de la campaña publicitaria efectuada por la Agencia Tributaria en los medios de comunicación con el ánimo y propósito de cultivar conciencia y responsabilidad social en materia fiscal. "Si no fuera por Juan, Ana no podría llevar a su hija al colegio", es un eslogan que podemos leer y escuchar en las televisiones, radios y periódicos, una frase que contiene la esencia del mensaje lanzado este año: Contribuimos para recibir. Sin embargo, los esfuerzos institucionales dedicados a estimular y promover la implicación y el sentido del deber de la población a la hora de pagar impuestos, tienden a caer en saco roto al situarse ante declaraciones emitidas desde el ámbito político y gubernamental que, con total naturalidad y aplomo, justifican el escaqueo contributivo aludiendo a la utilización de los puentes y túneles legales previstos al efecto.