Ha sido noticia una fotografía de Pablo Casado que él mismo ha hecho pública. Más allá de lo que muestra (muestra a Casado en mangas de camisa, frente al espejo de un lavabo, con la mirada perdida, pensativo) y más allá de lo que con ella quiera decir (lo que quiere decir está en el pie: «Más de 20.000 compatriotas fallecidos merecen nuestro respeto, homenaje y luto»), el interés de la fotografía está en que se hizo para ser divulgada, incluso a costa de críticas y memes, que propagan bien. Desde Roland Barthes, es sabido que «nadie se fotografía inocentemente», aunque Barthes sustituyera el acto de fotografiarse por el de vestirse. Y la fotografía de Casado se hizo para ser noticia por tener un propósito concreto: ser la imagen de su estrategia política en la crisis de la pandemia.

Si la gestión de la crisis la lleva el Gobierno, qué puede hacer la oposición: ¿oponerse al confinamiento, al estado de alarma, a Ifema? Es difícil hacer política con esto. Pero Casado, que sabe que la normalidad volverá a la política, como a casi todo, no quiere verse, para entonces, preguntándose qué ha hecho él durante la crisis. Es el drama de ser líder de ámbito nacional: nada en el Congreso, pese a ser el principal de la oposición, y nada en Génova 13, pues en las comunidades donde gobierna su partido la gestión corresponde a los presidentes autonómicos. Si por algo, Casado quedará -de eso se trata- por gestionar el escándalo de los muertos, exigiendo respeto, homenajes y luto. Le preocupan los muertos. Pero su preocupación por ellos es la preocupación de quien piensa que el Gobierno no dice la verdad.

Lo malo de hacer política con tan delicado material humano es convertir el duelo en una exhibición más allá de la corbata negra o el crespón en las banderas. Así, el mismo día de la fotografía, Casado obligó al Congreso a guardar un minuto de silencio. Obligó, sí, porque nadie iba a negarse. Nadie podía negarse. En eso consistió su intervención parlamentaria: en que se mostrara públicamente el luto y el respeto. No será la única vez ni será el único lugar, pero hay una pregunta que aclara: ¿osaría Casado, antes de iniciar una rueda de prensa, pedir también a los periodistas que guarden un minuto de silencio?

* Funcionario