TEtspaña es país de cáscaras (una de las palabras más hermosa de nuestra lengua). País de mondas en el que nos quedamos siempre admirando el continente. País de envoltorios (país de abuelos y bisabuelos pobres que ponían especial atención en el papel para envolver los humildes regalos), país de estetas que saben con certeza que más feo es el meollo que la corteza (perdonen el ripio). Y lo digo porque asistiendo a un debate en televisión, un debate (¡por fin!) plural en la televisión pública, los sesudos participantes se enzarzaban en materias cuasi-metafísicas sobre derecho, congresos y constituciones, y la presentadora anunciaba la salida de los micrófonos a la calle para saber sobre qué (se supone que asuntos de actualidad) discuten los españoles.

La sorpresa llegó cuando las respuestas decían algo así: Ayer discutimos porque él se quedó con el mando a distancia , Yo discuto porque lo deja todo tirado por ahí , La discusión de anoche fue porque él quería ver fútbol y yo Tómbola ... Ninguno de los entrevistados apuntó ni por asomo algún titular relacionado con cosas como la ley del matrimonio homosexual, el derecho de adopción, las elecciones americanas, el congreso del PP o la guerra de Irak. Parecía que ese tipo de temas sólo interesaban a los que salían por la caja tonta y que al personal de infantería le es más importante el manejo de esa caja, el mando a distancia, y luchar contra el tedio a golpe de dedo.

Sinceramente creo que estamos ante el resultado de unos años de privaciones democráticas. Nos han acostumbrado a comer cáscaras, a valorar las mondas, a vibrar con los papeles de envolver. Costará lo suyo volver a apasionarnos con temas de meollo.

*Dramaturgo y director del Consorcio López de Ayala