WLw a reaparición de Fidel Castro mediante cuatro fotografías publicadas por el diario Juventud Rebelde en su edición de ayer, fecha del 80º cumpleaños del líder cubano, despeja algunas incógnitas inmediatas referidas al estado de salud del comandante, pero deja sin respuesta otras relativas a la desaparición de la vida pública de su hermano Raúl, depositario provisional del poder, salvo su esporádica aparición para recibir a Hugo Chávez.

En cierta medida, puede decirse incluso que se han agravado algunas incertidumbres, habida cuenta del realismo con el que el propio Castro aborda su momentáneo retiro: "Les sugiero a todos ser optimistas, y a la vez estar listos para enfrentar cualquier noticia adversa".

El dramatismo de la técnica elegida por el presidente cubano para demostrar que se mantiene activo, más próxima de la que podrían seguir unos secuestradores para probar que su víctima sigue con vida --fotografías con el ejemplar de un periódico del día anterior-- que de la discreción que suele envolver las enfermedades de los dirigentes políticos, no deja de ser el reconocimiento implícito de una cierta anormalidad institucional. Y, al mismo tiempo, subraya la desconfianza creciente de una parte de las estructuras de poder en Cuba con relación a las informaciones que desliza el entorno del líder. Un recelo comprensible en una etapa de provisionalidad en la cual ha prevalecido hasta ahora el hermetismo.